Por lo bajo ocho horas de música en vivo se oirán este domingo 9 de mayo en el Galpón Víctor Jara de la capital, con nueve bandas chilenas de los más diversos estilos a cargo de animar la Segunda Cumbre Gitana realizada en la capital, y con el grupo La Mano Ajena como anfitrión. Y la propia Mano Ajena es una buena muestra de la actitud de estos músicos chilenos para abordar la raíz gitana. Desde su inicio en 2002 y en sus dos discos a la fecha el grupo ha hecho una preparación a base de ritmos de los Balcanes, gitanos y klezmer (música tradicional judía instrumental de Europa del Este), donde el factor gitano es uno más de esos ingredientes.
-Cada agrupación tiene formaciones instrumentales distintas -explica Rodrigo Latorre, director musical de La Mano Ajena, acerca de la selección de grupos convocados para la cumbre-. Algunas son muy acústicas y otras muy rockeras. Hay violines, saxos, trompetas, acordeones, contrabajos, guitarras, pianos, baterías, darbukas, flautas de Pan, violoncellos, clarinetes, acompañados por bailes salvajes, con mucha cadera y palmeo. Este domingo podrán escuchar horas y sirbas de Rumania, czardas húngaras, canciones yiddish (música tradicional judía cantada de Europa del Este) y swing gitano bien condimentado con todo lo que traemos a cuestas: rock, jazz, funk, folclor latinoamericano, tango, bolero...
-Varios de estos grupos mezclan músicas de los Balcanes, de los gitanos, la cumbia, el klezmer... En medio de esa fusión ¿qué es lo gitano, lo balcánico y lo klezmer?
-Hoy esos trazos de identidad musical pueden estar en escalas exóticas, instrumentos medio desafinados tocados de manera no occidental... Lo que es bueno, porque por fin salimos de la dictadura del La 440 -se ríe Latorre, a propósito de la afinación convencional occidental-. Pero en fondo lo gitano es algo que se da de manera más instintiva. Al no haber un tratado, hemos ido aceptando lo formativo y lo deformativo como modos de relacionarnos con esta cultura. Hemos tratado de encontrarlo en las estructuras musicales, las escalas, en algunos tipos de danza o de forma, pero las hemos adaptado sin ningún prejuicio de mezclarlas brutal y canallamente con otras cosas.
-¿Al final lo gitano puede ser más una actidud que una música?
-Es más un imaginario que contiene hartas cosas, conceptos socialmente instalados. "Yo soy dueño de mi vida, yo la dirijo, yo soy mi patrón, no tengo que regirme por tu ley porque es impuesta". Son cosas que finalmente uno también idealiza de esta cultura, pero que recrean ese imaginario de la libertad que nos evocan los gitanos.
De los Balcanes a los Andes: los grupos
Ésta será la segunda cumbre de su tipo después de una celebrada en 2007 en el restaurant santiaguino Las Tejas. Entonces tocaron La Mano Ajena, también como anfitriones, junto a la Banda Conmoción, La Orquesta de la Memoria, La Romería de Santa Fortuna, Mama Paska, Sinestesia y los argentinos Nora Luca. Esta vez lo harán de nuevo La Mano Ajena, La Orquesta de la Memoria y Mama Paska, que ahora se llaman Fetuccini, junto a Gitano, Santiago Klezmer Company, Balklandes, Exil (antes llamados Alem), Doctor Vitrola y Manush. Latorre, maestro de ceremonias, presenta a cada una.
La Orquesta de la Memoria. "Es un proyecto que ha ido ganando espacio y una banda muy respetable en su propuesta, que recoge esa visión de la bohemia de nuestro país, así como la cultura guachaca, el bolero, el tango, el cabaret o toda esta cultura del Bim Bam Bum".
Santiago Klezmer Company. "Es una de las bandas primeras que se reconocen en cultivar la música klezmer de las nupcias judías. Sólo tocan clásicos del klezmer".
Gitano, popularizada por la banda sonora de la película El rey de los huevones. "Es como la banda más punk, tienen su cuento con el desorden y son todos dignos de llevar el título de los Sex Pistols de la música gitana. Son los Sid Vicious de la cumbre".
Balkandes. "Es un cruce, un trabajo bastante más exploratorio, con gente de (la agrupación andina) Manka Saya cruzada con (el DJ) Negro Pésimo y con Mario Gitano, el pianista de Gitano, y con un concepto totalmente electrónico: bases electrónicas y samplers con instrumentos acústicos de origen andino, como sicus (zampoñas)".
Exil (antes llamados Alem). "Es una de las bandas más consolidadas en propuesta musical, con una propuesrta que te toma de la mano y no te suelta. Tienen temas propios y también tradicionales, y recogen la música del mestizaje entre al-andaluz y arábigo".
Fetuccini (antes llamados Mama Paska). "Son los que más directamente están haciendo música gitana, pero más instalada como una banda sonora en vivo. Son cabros muy jóvenes pero muy virtuosos, como con veinte instrumentos cada uno, y con interpretaciones muy frescas e imaginativas".
Doctor Vitrola. "También es una banda mucho más fresca, de fusión, con una preocupación más cercana al rock".
Manush, de Valparaíso. "Tienen una sintonía fina con la música de Valparaíso, del puerto, del Cinzano. Es muy acústica y con ese leitmotiv relacionado con el jazz gitano, de essta escuela de Django Reinhardt o Stéphane Grappelli".
-¿Qué va a hacer la propia Mano Ajena en el concierto?
-Nos vamos a arriesgar con una propuesta más de música de raíz para esta cumbre. Vamos con tres músicos invitados, por esta necesidad de proyectar el trabajo futuro, las composiciones del nuevo disco (se refiere a Rodrigo Contreras en santur, instrumento cercano al salterio; a un músico de ascendencia rumana en la flauta de Pan y a Paloma Otárola en violoncello). Es un repertorio más basado en música rumana y folclor gitano.
De la India a la Plaza Brasil: de dónde viene esta fiesta
-Las dos cumbres han sido convocatorias a una comunidad de proyectos musicales que están periferiando la música y el folclor de los pueblos del este de Europa, el manush o el swing gitano, la música flamenca y la música gitana -comenta Latorre.
-¿Cómo se conecta cada uno de esos géneros con la música gitana?
-Los géneros son varios. El yiddish y el klezmer son la música de los judíos del este de Europa. El yiddish es música cantada y el klezmer instrumental, que se originó en Odessa, Ucrania. Es por un lado lo que vamos a ver en la Cumbre Gitana, con la Santiago Klezmer Company.
-¿Y el manush? ¿Manush y swing gitano es lo mismo?
-El manush es la representación del jazz recogido por los gitanos en Francia, es el swing gitano.
-¿Y el flamenco, qué tiene que ver con la música gitana?
-El flamenco tiene que ver con ese diálogo que hay entre la cultura arábica o islámica y la gitana, en España. No es el único lugar donde hubo contacto entre ambas culturas. En el Peloponeso muchas veces se encontraron gitanos y árabes, y se supone que el desplazamiento de los gitanos se origina desde el norte de la India a raíz de la expansión musulmana. Se dice que este desplazamiento tiene estrecha relación con la expansión musulmana y del mundo islámico en el Medioevo, por la resistencia de los gitanos a una cultura impuesta. La libertad para ellos es trascendental.
-¿Hay otros géneros relacionados con la música gitana?
-Tzigane es como se han referido en el mundo a la música de los gitanos del este de Europa. Cuando se habla del tzigane se refieren a los rumanos, húngaros, búlgaros, al gitano del este. Y el nombre de gitanos de dónde viene: gitano viene de egiptiano. En el Medioevo están las primeras señales de la llegada de los gitanos a Europa. Decían venir de Tierra Santa, y por sus rasgos, como no eran conocidos para nada, se pensaba que venían de Egipto. Decían que eran peregrinos que iban y volvían a Tierra Santa. Siempre con un chamullo, con inventos, lograban ser bien recibidos en todos lados.
-¿Antes de todos estos movimientos el origen de los gitanos se supone que está en la India?
-Originalmente los gitanos provienen del norte de la India, en un lugar cercano al desierto de Thar, en Rajastán. En algún momento se dice que eran sedentarios y que su desplazamiento fue aproximadamente en el siglo X. Es reconocido que el "romané" o la lengua de los gitanos proviene de una lengua aria que es homóloga a la lengua antigua de la India, el sánscrito. Personalmente me tocó ver gitanos de la India cuando trabajaba como músico en el Teatro del Silencio junto a Mauricio Celedón. Estábamos participando en diversos festivales de música y teatro en Francia, Polonia, Alemania, Bélgica y España, y nos encontramos con dos grupos de música de la India, una fanfarria llamada Jaipur Kawa Brass Band y el grupo Musafir.
-¿Por qué se supone que llegan a Europa del Este y a España, por qué esos países o regiones son los más mencionados?
-Por un lado hubo protecciones de los monarcas, aunque hoy en Rumania hay una situación opuesta, de no reconocer a los gitanos como parte de su cultura, y expresan abiertamente que no hay que mezclar peras con manzanas. Al mismo tiempo en Europa la mayoría de los gitanos ha abrazado la iglesia católica ortodoxa, y aquí la adventista. Ése es el período de los grandes movimientos, y ese momento de expansión también tiene que ver con la llegada del hombre de Occidente a América, y aquí se produce otro efecto dominó.
-¿Cómo entra la música judía en contacto con la música gitana?
-El encuentro tiene que ver con este gran movimiento de población que hay en la Edad Media. A lo mejor viene de antes, de los celtas, godos, sajones, visigodos, pero es en el Medioevo donde se enclava ese desplazamiento multicultural por Europa. Los gitanos hicieron su gran viaje, al parecer sin fin, que les condujo por el desierto hasta el Mar Negro, a recorrer el Mediterráneo y contemplar posteriormente el Atlántico. Se desató a su vez el desplazamiento del mundo islámico a toda Europa. El pueblo judío también hizo lo suyo desarrollando en España la cultura sefardita. Muchos de estos judíos fueron expulsados por los reyes católicos por no hacerse cristianos, y volvieron al este de Europa; por eso es posible encontrar algunas canciones tradicionales búlgaras cantadas en sefardí o en castellano antiguo. Entonces fueron cientos de años de asentamiento de los musulmanes en España, que convivían con judíos instalados ahí y por otro lado los gitanos que vienen a hurtadillas metidos, aprovechando el espacio de la puerta que estaba abierta.
-¿Cómo era esa música gitana antes de entrar en contacto con tradiciones como la judía, la musulmana, el jazz incluso?
-Toda la música de tradición oral se va modificando en el tiempo, pero tiene una fuerza capaz de ir conteniendo esos trazos y que la distingue de otras músicas. Hoy existen agrupaciones de gitanos viviendo igual como hace mil o dos mil años, tocando todavía en vasijas de arcilla o con estas castañuelas metálicas que después se desarrollaron en España. Esos pueblos son ágrafos y sostienen su tradición en la oralidad. Entonces la música se transforma en un elemento pedagógico en que la cultura aprende de sí misma, de sus héroes, de sus normas, de su historia. Y en lo demás son como avecitas, producen un efecto de polinización en el mundo entero. ¿Recuerdas al gitano Melquíades que llegaba al pueblo de Macondo en "Cien años de soledad", de García Márquez? Siempre llegaba con una novedad.
-¿En el fondo el orden en que se van dando estas sucesivas etapas podría ser: la música de los gitanos de la India, luego la mezcla con el klezmer y el yiddish en Europa del Este, al mismo tiempo la mezcla con lo musulmán que da el flamenco, y mucho después el jazz manush, que ya es un fenómeno del siglo veinte?
-Claro, porque ese jazz tiene que ver con las mismas orquestas gitanas, con el contrabajo, el violín, la guitarra, el acordeón, pero asume la música mediática de la época, el charleston y el foxtrot que llegaban de Estados Unidos. Son procesos que nosotros hemos vivido como cultura también, el jazz guachaca es una expresión de lo mismo.
-¿Qué ingredientes gitanos se pueden reconocer por ejemplo en la música de gente como Kusturica o Bregovic en nuestros días?
-Es que los condimentos trascienden al plato. De repente un plato tiene comino, y puede tener mil cosas más: papas, cebollas, tomates, pero está marcado por el condimento. (Goran Bregovic o Emir Kusturica) dan espacio a una música que ya tiene una aceptación en el mundo global. No me cabe duda de que a lo mejor Bregovic pudo haber tenido una carrera como músico docto, o en el rock, pero inteligentemente se apropia de elementos que tienen que ver con esta cultura que está en su paisaje y su cotidiano. Es lo que todo los músicos hacemos, que es hacerse cargo de la historia propia.
-Hemos hablado de cómo las raíces gitanas se han cruzado con las judías, las musulmanas, las del jazz. ¿También han tenido un cruce con la música latinoamericana?
-Ahí es donde todavía hay muchas interrogantes. Porque primero estamos viendo quiénes son los gitanos chilenos, qué les gusta escuchar, qué cosas cultivan. Es cierto que hay un par de referentes musicales (en Chile), don Jorge Nicolich en la música tradicional gitana y Lazlo Nicolich en la música popular, él empezó en el circuito de la Nueva Ola. El mundo de la música gitana ahora podría estar en iglesia adventista, donde no hay un violín ni un acordeón, sino guitarras y mandolinas. Hay una situación de sincretismo.
-¿Qué importancia tiene en particular para ustedes en La Mano Ajena la música gitana?
-El hilo conductor es justamente aferrarnos o inconscientemente dignificar un tipo de música, pero por otro lado también está este eterno diálogo con otras músicas. Porque está la electrónica, el jazz, está todo.
-¿Cuánto saben todos estos músicos, los de la cumbre por ejemplo, de los reales gitanos, los que viven en carpas en las ciudades, y de la música que hacen ellos en sus comunidades?
-Tengo que ser muy franco: siento que existe un gran desconocimiento de eso. Esta cumbre gitana de lo que más carece es de manifestaciones gitanas. No sabemos si los gitanos están haciendo raggamuffin, rancheras o reggaetón, y es ahí donde reparo en que hay una gran deuda. Invité a algunos amigos gitanos, que no son músicos, para que fueran ese día, y eso te muestra dónde está instalada esta cultura. Uno es guionista del "Morandé con Compañía", de los sketches del Kike Morandé. Vean a "Melolailo": para muestra un botón. Justamente en eso estamos, trabajando con un sociólogo para abordar la no existencia de estudios serios sobre la cultura gitana en nuestro país. Sólo hay algunos artículos escritos desde el punto de vista periodístico, pero nada desde la musicología o la etnomusicología, que están aún muy ocupadas de seguir consagrando a la academia. Imagínate la cantidad de autores contemporraros que existen y que hacen unos tremendos festivales sin ningún impacto. Ojalá que todos les puedan sacar provecho a esta cumbre, no sólo de ir a compartir con los músicos, sino de que alguien se preocupe de estudiarlo.