El famoso clown ruso sigue con sus actuaciones alrededor del mundo. Este sábado cumplirá los 80 años.
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NUREMBERG.- El circo es su elixir de vida y el aplauso del público lo mantiene joven. Por eso el ruso
Oleg Popov no se imagina su retiro, pese a que este sábado 31 de julio cumple ya 80 años.
"Mientras pueda pensar, mientras mis piernas puedan caminar y mis brazos moverse seré payaso", cuenta esta leyenda del clown. Con una energía que sorprende incluso a sus compañeros de espectáculo, Popov acaba de terminar una gira con el Gran Circo de Rusia y ya planea la próxima.
El artista ha aprendido a soportar las largas giras propias de su profesión: "Estoy habituado. La vida de la gente de circo consiste en viajar", explica, eludiendo las preguntas sobre su capacidad de resistencia.
Piensa positivo: la clave de éxitoLa salud no es una preocupación para este payaso, que siempre gozó de un estado inmejorable pese a la vida inquieta y ajetreada del mundo del espectáculo y años de dormir poco y comer de forma desordenada.
Aunque no tiene un secreto para mantener la forma, sí se le ocurre alguna hipótesis: "Si puedo darle un consejo:
una vida con humor y una actitud positiva ayudan a vivir mucho". También las señas de identidad de Popov se mantienen intocables después de más de 50 años de carrera. Su boina a cuadros blancos y negros y la sencilla moral de sus historias conmovedoras siguen encandilando al público.
Pero su fama vino de la mano de un nuevo tipo de clown, más próximo a la ternura de Chaplin que al tradicional modelo de payaso patoso, lo que pronto le valió pronto la calificación de "poeta del circo". "Su humor es inocente, sereno y soñador. No conoce la maldad ni la fealdad", describió alguna vez el mimo Marcel Marceau.
Popov genera situaciones cómicas para que el pueblo se ría con él, no de él. Como cuando "caza" rayos de sol en la carpa del circo para "derramarlos" luego sobre los asistentes.
También demuestra su idea del espectáculo el hecho de que salga a escenario casi sin maquillaje. Bajo la famosa boina y sus pompones de pelo rubio a ambos lado de la cara, Popov quiere que el rostro humano del espectáculo se mantenga siempre visible.
El talento siempre afloraLos caminos que lo llevaron al circo fueron cualquier cosa menos directos. Nacido en 1930 en Vitrubovo, junto a Moscú, se formó como maquetador en el diario "Pravda". Durante una actuación amateur con otros jóvenes trabajadores, los maestros de la escuela pública de circo tomaron nota de su talento y le recomendaron que se formara como artista.
En sus primeros años actuó como trapecista hasta que un día tuvo que sustituir al famoso clown soviético Karandash. Su número improvisado se convirtió en un rotundo éxito. Siguió la convocatoria del célebre Circo Estatal de Moscú, que luego dirigiría durante varios años. Una actuación en Bruselas despertó más tarde el interés en Occidente.
Para el férreo sistema político de la Unión Soviética, Popov tuvo un doble papel: por un lado, se lo celebró como un eximio artista popular; por el otro, en sus actuaciones no dejaba de parodiar a políticos del régimen. Tras la caída del muro actuó casi exclusivamente en Occidente. En 1992 se casó con su compañera alemana Gabrielle Lehmann, con la que vive desde entonces en Núremberg.