SANTIAGO. - Un llamado al Gobierno a liderar el cambio cultural y tecnológico necesario para implementar en el país la votación electrónica, realizó Jaime Alée, gerente general de NEC Chile y miembro del directorio de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI), durante su intervención en el seminario "Un Chile Digital para el Bicentenario", organizado por la Asociación de Periodistas Digitales de América Latina, PEDAL.
En su exposición el ejecutivo señaló que si bien existe un gran caudal de información y opiniones respecto de la necesidad de fomentar el desarrollo de la industria de Tecnologías de la Información (TI) en Chile, "no hay aún una proposición concreta que permita alcanzar este objetivo".
Según Alée, indicadores como el promedio de computadores por persona o el número de conexiones a Internet, "reflejan posiciones relativas en un ámbito de mediocridad, del cual no es posible salir a menos que el país se ponga metas objetivas, alcanzables y ambiciosamente diferenciadoras en el ámbito mundial".
En opinión del gerente de NEC, siete son los elementos que deberían ser considerados para lograr que una idea se convierta en un proyecto exitoso, que sitúe a Chile como país líder en la materia.
En primer lugar, debe estar encabezado por el Estado. También es indispensable que tenga un foco claro, que la meta sea cuantificable y medible en el tiempo, que genere consenso, que sea diferenciador a nivel mundial, que demuestre tener beneficios directos cuantificables para el país, y que genere una masa crítica en una industria relacionada.
"Sin embargo, muchos de estos aspectos son insuficientes si el proyecto es de alto costo y genera controversias de interés", aclaró Alée, quien puso como ejemplo que la firma del tratado de libre comercio con Europa fue un proyecto exitoso sin embargo, el plan AUGE, no cumple con algunos de los requisitos.
El gerente Chile aseguró además que el sistema logístico de votación que existe actualmente en Chile es una limitación al interés de la población por participar y realizar consultas populares, ya que no sólo implica una serie de trámites para emitir el sufragio, sino que también hay altos costos asociados para el Gobierno y el País.
Considerando que actualmente se establecen cerca de 1.500 locales de votación en el ámbito nacional, en los cuales trabajan unas 250.000 personas, Alée afirmó que es posible calcular el costo directo de un día de elecciones en una suma situada entre US$ 5 millones y US$ 10 millones por parte del Estado, además de los costos que significan movilizar a las Fuerzas Armadas, habilitar colegios, entre otros.
Si un sistema de votación es un mecanismo logístico que permite a todos los ciudadanos, previa verificación de identidad, elegir en forma anónima a sus representantes, la clave -según Alée- está entonces en enfocar los esfuerzos al tema de la verificación de identidad, "a que los ciudadanos puedan demostrar que ellos son quienes dicen ser por medio de la tecnología, sin necesidad de recurrir a los trámites asociados al acto eleccionario", indicó.
En su opinión ese sería un elemento diferenciador a nivel mundial, pues Chile se convertiría así en el primer país con una votación directa en la que participa toda la población, a través de una plataforma electrónica de vanguardia.
Más beneficios
Consultado sobre el tema, el ex senador del PPD, Sergio Bitar, señaló que la alternativa propuesta por NEC emerge como la solución ideal para implementar el voto electrónico. "Junto con los ahorros de dinero, lo más destacable de la implementación del sufragio electrónico es que se podría aprovechar esa plataforma de comunicación entre el Gobierno y la ciudadanía para múltiples otras aplicaciones. Ojalá pueda comenzar a ser puesta en práctica lo antes posible, comenzando por localidades pequeñas", agregó.
Al respecto Alée indicó que la base instalada podrá utilizarse, por ejemplo, en consultas municipales, acceso a trámites on line, aplicaciones de salud y lo que la imaginación permita crear.
"Tarde o temprano el sistema sería imitado por otros países y en Chile tendríamos la mayor experiencia mundial en este tema, lo que provocaría que nuestras exportaciones tecnológicas fueran crecientes y relevantes. Es una espiral virtuosa por donde se le mire", insistió Alée.
"El sistema de votación electrónica estaría basado en el uso del número de identidad actual o RUT, más un componente identificatorio de carácter biométrico, como los que incluirá la nueva cédula de identidad y la base de datos nacional, y que contendrá el código de las huellas dactilares de los diez dedos de cada persona, equivalente a un password biológico expresado en un modelo matemático perfecto y reconocible por un sistema informático o software, llamado código AFIS. La probabilidad de error de este sistema es de una en 500 mil en cuanto a aceptar falsamente a una persona", explicó.
Chile es el primer país del mundo que contendrá esta base de datos biométrica nacional cuando en algunos países, como Japón, Estados Unidos, Europa y muchos otros aún se discute la posibilidad de desarrollar un registro nacional de identidades y un RUT y miran con admiración el actual y básico sistema chileno.
Esa gran ventaja, a juicio de Alée, "debería aprovecharse para dar un gran salto que nos separe aún más y nos ilumine con un gran foco en el escenario tecnológico, hoy lleno de estrellas".
Si se considera una población votante de 10 millones de personas, se tendrían 20 votos aceptados falsamente.
"Esta propuesta constituye un verdadero proyecto país, que desde un punto de vista legal no tiene ninguna limitación. Sólo se necesitaría reinterpretar ciertas normas aprobadas y actualmente en uso", acotó el abogado Renato Jijena.
Por cierto, Jaime Alée advirtió que el cambio de sistema debe ser gradual.
"Tenemos aún cuatro años por delante, que serán insuficientes si no se cuenta con el respaldo del Presidente de la República, un apadrinamiento político a nivel del Congreso y, lo más simple, un proyecto técnico, que podría ser liderado por el Servicio Electoral y/o el Registro Civil", concluyó.