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Embarazo | Cuidados materno-fetales

 

 

El feto ya está completamente formado, tanto, que incluso tiene sus huellas dactilares. Comienza a percibir los primeros sonidos y un vello fino cubre su cuerpo. Puede darle hipo y chuparse el dedo.

 

Durante el tercer trimestre el tamaño del abdomen dificulta los movimientos de la madre y a veces presenta dolor pélvico que se explica por el mayor peso. Se puede observar una hinchazón en los pies debido a mayor retención de líquido y aunque se tiene un despertar fácil, la mujer se cansa más rápido. Aumenta el volumen de la sangre en un 50%, se engrosan los vellos y se acentúa la pigmentación, lo que hace crecer lunares.


El feto abre los ojos y puede ver; también, a partir de las 32 semanas tiene altas probabilidades de sobrevivir ya que sus pulmones están desarrollados. Hacia el final, tiene bastante cabello y uñas largas.

 

MuñozEl gineco-obstetra Hernán Muñoz, miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología, asegura que durante el embarazo la mujer debe controlarse con especialistas (matronas o ginecólogo) de manera de poder identificar factores de riesgo y chequear el crecimiento adecuado del feto, ojalá una vez al mes.

Se recomienda realizar tres ultrasonidos (ecografías) seriadas a las 12, 22 y 32 semanas aproximadamente y el primero de ellos tiene como finalidad saber cuántos niños son, si se trata de un embarazo gemelar o no, descartar grandes malformaciones de órganos y el Síndrome de Down.

 

La segunda ecografía sirve para ver con detalle cada uno de los órganos, evaluar el funcionamiento de la placenta (ver infografía) a través de la cantidad de sangre que va al útero (cuestión que puede relacionarse con la preeclampsia), determinar el tamaño del feto y también medir el cuello del útero para conocer si hay riesgo o no de parto prematuro. El último ultrasonido permite determinar la posición de la placenta y el crecimiento del feto y en el caso de los embarazos múltiples éstos se hacen, hacia el final, con mayor frecuencia para hacer un seguimiento del normal crecimiento de los niños.

 

Muñoz precisa que la madre, durante el embarazo se debe practicar obligatoriamente una serie de exámenes de sangre para determinar el nivel de azúcar en la sangre (y descartar luego una diabetes gestacional); de glóbulos rojos para ver si hay anemia por falta de fierro; de grupo sanguíneo y de RN para ver si hay incompatibilidad sanguínea y detectar presencia del VIH (Sida) y hepatitis B. Se práctica un examen de orina para descartar infecciones urinarias y sífilis. Algunos de estos exámenes se deben repetir hacia el final del embarazo.


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