No es la primera vez que Pellegrini responsabiliza a un árbitro por una derrota en Champions

SANTIAGO.- Es raro ver a Manuel Pellegrini desencajado, enojado y culpando a otros de las derrotas de sus equipos. Pero así se apreció al técnico chileno luego de que el Manchester City cayera por 2-0 ante el Barcelona por los octavos de final de ida de la Champions League 2013-2014.

Tras el duelo disputado el pasado martes en el Etihd Stadium, el estratega nacional descargó toda su furia contra el cometido del árbitro sueco Jonas Eriksson, a quien le reprochó el cobro del penal y expulsión de Martín Demichelis.

"Creo que no fue una buena idea poner a un árbitro sueco en un partido tan importante... Pienso que quizás este tipo de partidos requiere un árbitro con más experiencia", fue el reclamo del "Ingeniero".

A raíz de esto, el criollo arriesga una dura sanción que podría llegar a los cinco compromisos, por lo que se da casi por descontado que no podrá estar en la banca para la revancha del 12 de marzo en el Camp Nou.

Pero esta no es la primera vez que el "Ingeniero" actúa así. Lo mismo pasó hace exactamente una temporada, cuando aún dirigía al Málaga y tuvo que enfrentarse al Borussia Dortmund por los octavos de final del certamen de clubes más importante de Europa.

En esa ocasión, sus dardos apuntaron al escocés Craig Thomson, de quien señaló que "por un hecho puntual (el gol final) no se reclama, pero durante siete minutos no hubo más arbitraje. Hubo dos tarjetas rojas que no quiso sacar (el juez). El gol fue en fuera de juego, pero conté seis o siete faltas en cada balón que metieron al área. En una jugada puntual cualquier árbitro se puede equivocar, pero cuando son continuadas no son una jugada".

Incluso fue más allá y dejó entrever cierta maquinación en contra de su equipo. "El fútbol es una actividad que se mueve por varios factores, y en esta ocasión no pudimos o no quisieron que pasáramos", sostuvo en su momento.

Ahora, habrá que esperar qué decisión toma la UEFA en el caso del chileno, el que podría perderse cinco duelos sin dirigir en cancha.