BUENOS AIRES.- El gobierno argentino reconoció este jueves que estudia incautar los depósitos de los ahorristas para proteger de un colapso al sistema bancario local, al tiempo que se distanció del FMI al criticar sus pedidos de ajuste fiscal para socorrer al convulsionado país.
A pesar de que la medida podría servir como gasolina al fuego en una nación sacudida a diario por movilizaciones alimentadas por la pobreza y el desempleo, el Presidente Eduardo Duhalde afirmó que está en estudio entregar a los ahorristas títulos públicos a cambio de sus fondos en los bancos.
La iniciativa busca frenar una sangría de depósitos provocada por una serie de fallos judiciales que permiten a los ahorristas burlar las restricciones bancarias impuestas en diciembre para frenar una corrida que el año pasado le costó al sistema financiero casi el 25 por ciento de sus depósitos.
Según el gobierno, a Argentina no le quedará la más mínima posibilidad de superar la crisis económica más profunda de su historia si no evita el colapso de su sistema financiero, que carece de fondos para devolver los depósitos debido al alto grado de morosidad entre sus deudores.
Mientras se mostró dubitativo por la idea, Duhalde dijo que necesita una semana para evaluar la viabilidad de un canje compulsivo de fondos, que debería ser plasmado en una ley del Congreso y que se dio a conocer originalmente en la noche del miércoles por fuentes del Ministerio de Economía.
"No estoy convencido si hay que cambiar depósitos por bonos. Es lo que muchos sugieren, incluso economistas reconocidos. Hay que tomarse una semanita y analizar todas las formas con que se está planteando la posibilidad de salir" del congelamiento bancario, dijo Duhalde a una radio.
El Ministerio de Economía aún no aclaró si la medida en estudio afectaría a todos los depósitos en el sistema bancario o solamente a las fondos en dólares, que son el principal objetivo de las demandas judiciales.
Según datos oficiales, el equivalente en pesos a unos 50 millones de dólares diarios salen de los bancos gracias a recursos judiciales, los que se vuelcan a la compra de dólares en un círculo vicioso que el gobierno teme agudice el piso inflacionario que comenzó tras la devaluación del peso de enero.
La incertidumbre sobre la posibilidad de la incautación de depósitos era uno de los factores que derrumbaban al peso, que caía 7,37 por ciento a 3,12 por dólar en el mercado mayorista en horas de la tarde (18.00 GMT).
En su Panorama Económico Mundial difundido este jueves, el FMI estimó que los precios al consumidor argentino subirán este año entre 25 y 30 por ciento -contra una estimación del gobierno de 45 por ciento-, mientras que la economía se contraería hasta 15 por ciento.
Crisis terminal
Otra certeza en Duhalde es la urgente necesidad de ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) para recuperar la confianza de los inversores en el país, que quedó devastada luego de que el gobierno declarara uno de los incumplimientos de pago de deuda más grande de la historia.
La apuesta del Mandatario es conseguir un desembolso del organismo internacional aunque sea simbólico, lo que podría abrir otras fuentes de financiamiento para el país.
Pero el FMI primero quiere que el Estado central y las provincias reduzcan sensiblemente sus déficit fiscales, lo que redundaría en despidos de empleados públicos tal como afirmó el titular del organismo, Horst Koehler, el miércoles.
Duhalde siempre se mostró dispuesto a cumplir con las exigencias del FMI, pero el jueves cambió su discurso en momentos en que las protestas de empleados estatales por atrasos en el pago de salarios están sacudiendo a varias provincias.
La conflictividad social es el correlato del caos económico que hundió en la pobreza a casi la mitad de los 36 millones de argentinos, dejó a uno de cada siete habitantes con problemas de trabajo y provoca la quiebra diaria de cientos de empresas.
"El programa, tal cual lo plantea el Fondo, lejos de ser sustentable, es un programa que nos puede llevar a dificultades mayores, por lo tanto nosotros vamos a hacer nuestra propuesta de sustentabilidad", explicó el Mandatario.
La propuesta la llevará a Washington el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, quien viajará a esa ciudad este jueves para entrevistarse con funcionarios del FMI.
De todas maneras, el Mandatario peronista admitió que Argentina deberá hacer hacer esfuerzos para recibir una mano del organismo internacional.
"Yo actúo como actúa un padre de familia, una madre de familia, que sabe que necesita (dinero) porque en su casa falta comida (...) y que, si bien no se pone de rodillas, tiene a veces que bajar la cabeza porque en realidad lo hace por sus hijos", describió.
En Washington, fuentes del FMI ya adelantaron que la ayuda que pueden proveer a Argentina será mínima y apenas alcanzaría para cancelar los vencimientos de deuda este año con el mismo organismo, de unos 5.000 millones de dólares.
Si Argentina extendiera su incumplimiento de pagos sobre las obligaciones con el FMI se le cerraría la última puerta para obtener ayuda financiera para su vapuleada economía.
