“¿Cómo va esa obra de Dios (opus Dei)?” Esta pregunta realizada por su guía espiritual a San Josemaría Escrivá de Balaguer, a comienzos de los años ’30, dio origen al nombre de esta Prelatura personal.
Dedicado a la labor pastoral entre los pobres y enfermos de Madrid, a fines de la década del ’20, San Josemaría presintió que ésa no era su misión. Fue así como el 2 de octubre de 1928 recibió la inspiración divina de guiar a las personas, comunes y corrientes, en su aspiración a la santidad.
Tal como él lo relató, “vio” a personas que se esforzarían por santificarse en su trabajo, santificar su trabajo y santificar a los demás con su trabajo, e inmediatamente comenzó a reunir a jóvenes estudiantes varones. Más tarde, el 14 de febrero de 1930, el santo recibió la revelación de que debía también comenzar su apostolado entre las mujeres.
Rápidamente comenzó a reunir seguidores y en 1933 abre el primer centro Opus Dei en el cual residían especialmente estudiantes de Derecho y Arquitectura. En esta residencia ofreció formación cristiana a los jóvenes.
En 1935 pidió la admisión el estudiante de ingeniería Álvaro del Portillo, quien rápidamente se convirtió en su colaborador más cercano. Al morir San Josemaría, el Papa nombró a Portillo como su sucesor.
Al iniciarse la Guerra Civil española en 1936 debió huir y reiniciar su labor en la ciudad de Burgos, al otro lado de los Pirineos. Tres años más tarde San Josemaría trabajó por expandir el Opus Dei por otras localidades de España.
En 1941, el obispo de Madrid concedió la primera aprobación diocesana al Opus Dei y sólo dos años más tarde el santo recibió una nueva revelación: crear la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Tras una misa, el 14 de febrero de 1943, dibujó el sello de la Obra: una cruz en el mundo.


