El mismo año de la muerte de Josemaría Escrivá de Balaguer, el Opus Dei inauguró un majestuoso santuario en la agreste localidad de Torreciudad. En ella había una ermita, donde 70 años antes, los padres del santo lo presentaron a la Virgen, luego de que ella obrara el milagro de salvarlo.
Escrivá de Balaguer nació en Barbastro el 9 de enero de 1902, pero a los dos años enfermó de gravedad y los médicos lo desahuciaron. “De esta noche no pasa” les dijeron a don José Escrivá y doña Dolores Albás, quienes abrazados por su fe confiaron al niño a la Virgen y prometieron llevarlo a Torreciudad si sobrevivía. Y así lo hicieron.
La infancia de Josemaría estuvo marcada por la muerte temprana de tres hermanas, en años consecutivos, razón por la cual él pensó que sería el siguiente. No obstante, su madre lo desalentó diciéndole que la Virgen lo protegía. Con sus padres y hermanos que sobrevivieron, Carmen y Santiago, el adolescente se trasladó a vivir a Logroño luego de que el negocio de su padre quebrara y debieran emprender nuevos horizontes.
Fue en una Navidad de finales de 1917 cuando él descubrió su vocación al ver en la nieve las huellas que dejaba un carmelita descalzo. Si otros hacían tantos sacrificios por el Señor, él no era capaz de ofrecerle nada, se preguntó.
Así, al año siguiente ingresó al Seminario de Logroño y dos años después se trasladó al de Zaragoza, pero debió volver de improviso, en 1924, a su antigua ciudad por la muerte de su padre.
El 28 de marzo de 1925, Josemaría Escrivá de Balaguer fue ordenado sacerdote y celebró su primera misa en la capilla de la Basílica del Pilar acompañado de su madre y dos hermanos.


