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Columna
de Amanda Kiran
Santo viaje
Viernes 01 de agosto
de 2003, 10:09
Si supieran desde donde
hasta donde rodó, esa, la primera gota de sudor que ahora,
ya en este país es constante y habita en mi cuerpo, todo el
tiempo. El calor, acá acompañado de la humedad le dan
un sentido diferente y nuevo a este lugar.
Ya arribamos a República Dominicana, en detalle a Santo Domingo.
Estamos en una villa, hermosa y aparentemente preparada. Es un inmenso
condominio en medio de la nada. Edificios, todos iguales, pero de
diferentes colores, pasteles.
Las banderas gigantes de cada país sobre los edificios, alimentan
e iluminan la vida que por sí solo no tendría esta fuerza.
Cada edificio y calle, esta muy bien custodiado por algún militar,
moreno por el calor y la fuerza de la ropa que le obligan a usar.
Nada de eso los desanima para regalarte una tremenda risa blanca,
cuando uno pasa. Están todos felices con nuestra presencia...
Los atletas, todos ellos unidos por un mismo cielo, con diferencias
de culturas, de idiomas, pero en busca del mismo fin, una medalla,
la más brillante, ojalá.
Esta medalla que puede iluminar a un país entero y llenar de
alegría un instante que dura por siempre.
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Los dominicanos son extremadamente atentos,
y amistosos, lo que si, uno de cuatro es eficiente, y el resto se deshace
en miles de excusas, que divierten, sin solución alguna. Eso es lo
insólito de este lugar, las cosas no andan al 100% pero la simpatía
te distrae de lo terrible que es la cola de 40 minutos para almorzar, y
de que los teléfonos están instalados pero sin tono, o que
los computadores se ven bien sobre un hermoso escritorio, pero apagados,
por que -desde mañana todo funciona.
Así
que en eso estamos, ubicándonos en el hermoso y cálido país
que nos abre los brazos para que Chile una vez más intente demostrar
que quiere y puede. Por eso aprovechamos cada rato, dentro del bus camino
a la cancha o a alguna competencia, para observar las hermosas playas, con
su océano caribeño, color turquesa, océano que rodea
a esta bella isla.
No andamos turisteando, vinimos a competir, y a representar lo mejor posible
a la gente que nos apoyó, y que cree en nosotros.
Estamos acá, detrás de nuestra bandera, y del país
que nos dio la responsabilidad de representarlos lo mejor posible.
Más que nada, para demostrarnos a nosotros mismos, que podemos sorprender
y que no ha sido en vano el sacrificio.
Amanda Kiran
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