“Aunque el uso haya sido prolongado, al segundo mes de su suspensión la fertilidad está recuperada a niveles normales de la población. Lo mismo ocurre con los inyectables trimestrales, aunque éstos pueden demorar 6 meses a 1 año”, señala el médico.
Debido a las características actuales de las ACO (su cantidad de hormonas), ha aumentado sustancialmente el rango de edad en que las mujeres las pueden usar. Si en los ‘ 60 la píldora se recetaba a quienes tenían entre 15 y 35 años, hoy se pueden usar desde la menarquia (primera menstruación) a la menopausia (última menstruación).
Los estudios han permitido determinar que el uso de la ACO puede proteger a la mujer de ciertas patologías. De hecho disminuye el riesgo de cáncer al endometrio hasta 15 años después de suspender su consumo.
También disminuye la posibilidad de cáncer de ovario hasta en un 50% si se ha usado por 5 años y este efecto protector puede durar hasta 10 años después de haberla dejado de tomar. Además aminora en un 25% la posibilidad de contraer una enfermedad benigna en la mama (mastopatía fibroquística) y la ACO reduce entre un 50 a 80% el riesgo de tener quistes en los ovarios.
Asimismo, disminuye en un 50% el proceso inflamatorio pelviano y un 50% el volumen del sangrado menstrual por lo que protege frente a la anemia. Hay además, una reducción marcada de los dolores menstruales (dismenorrea).
También se asegura que hay un 90% menos de riesgo de un embarazo tubario, un 25% menos de posibilidad de fracturas de cadera por aumento del ‘peak’ de masa ósea y disminuye entre un 18 y 40% la posibilidad de tener cáncer colorectal.
Mal denominada píldora del día después o post-coital, la píldora de emergencia tiene como objetivo prevenir un embarazo no deseado ante la evidencia o sospecha de que se tuvo relaciones sexuales sin protección anticonceptiva o ésta falló.