Las
carreras en pelo o a la chilena que tienen por cancha un camino real o
una alameda, son las que entusiasman más a nuestros campesinos.
El jinete sin montura, sin espuelas ni brindas, agarrándose solamente
de las crines, debe llegar a la meta.
La carrera a la chilena no es un juego de azar, aunque es absolutamente
secundario; la carrera se hace por la carrera misma, por el triunfo del
animal y por el placer que experimenta su dueño. |