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Juan Leiva, la figura de La Calera que se ilusiona con la selección y que pensó en dejar el fútbol tras perder a su padre

Pasó por la U y Audax,pero en el cuadro cementero parece haber encontrado su lugar en el mundo. Allí por fin pudo jugar en la mitad de la cancha, la posición que más le acomoda.

15 de Marzo de 2020 | 09:23 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Leiva grita un gol frente a La Serena.

Photosport
Desde que comenzó a despuntar en Deportes Concepción, a Juan Leiva le auguraron un futuro de crack. La expectativa creció aún más cuando aterrizó en la Universidad de Chile. Sin embargo, y pese al ferviente entusiasmo de la primera juventud, no se pudo afirmar en los azules y luego tuvo un melancólico paso por Audax Italiano. Parecía que, como tantos otros, se perdía. Pero encontró una nueva oportunidad en La Calera.


Hoy es el pilar de una escuadra que da pelea en el Torneo Nacional y en la Sudamericana. La clave ha sido el cambio de posición. En los cementeros dejó definitivamente la punta izquierda y volvió al mediocampo. Ha brillado como un volante de buen pie y mucho desplazamiento, con el carácter suficiente para imponerse tanto en el Nicolás Chahuán como en el Maracaná.

"Siempre me fui adaptando a otras posiciones, teniendo temporadas buenas, como en Conce, donde hice goles y eso me llevó a ir a la U. En Calera me tocó estar con 'Paqui' (Meneghini) el primer año, él fue el técnico que confió en mí, me hizo crecer mucho, me puso en la posición que me gustaba, su estilo de juego me acomodaba, todo se dio", le cuenta a Emol.

Los momentos difíciles


Leiva es de la población Lomas Oriente de Chillán. Prácticamente no pasó por inferiores. No era más que una figura de potrero hasta que un amigo lo llevó a Ñublense. Alcanzó a disputar algunos partidos con la Sub 17, pero se dio cuenta que en los Diablos Rojos no iba a tener muchas oportunidades.

En eso, le ofrecieron ir a Deportes Concepción. No lo pensó. A la mano tenía la opción de concretar su sueño y él mismo admite que no se "portaba muy bien" en el barrio.

"Claramente al principio fue difícil, lejos de mi familia. Vivíamos en la 'Casa del jugador', que tenía dos piezas y éramos como diez personas. Tienes que saber el genio de cada uno, el olor de cada uno. A veces se pasaba muy mal, no había ni para comer, entre todos nos arreglábamos para cocinar", expresa.

Leiva lucha por la pelota con Pinares, de la UC. (Crédito: Photosport)

Cinco buenas temporadas con la camiseta lila y su corta edad llamaron la atención de la U, que lo fichó en 2016. Todo iba bien, Sebastián Beccacece lo utilizaba como punta izquierdo y lo ponía en casi todos los partidos. Lamentablemente para Leiva, el proyecto del ex ayudante de Jorge Sampaoli fracasó y en su reemplazó llegó Guillermo Hoyos.

Con el nuevo entrenador, sus minutos disminuyeron drásticamente y decidió salir. De recuerdo le quedaron un título, los partidos a estadio lleno y un gol muy especial en el Estadio Nacional que dedicó al cielo. Era para su padre fallecido.

"Fue un golpe duro, el año 2012. Creo que afectó mucho mi carrera en su momento, porque pensé en dejar de jugar", revela.

Recaló en Audax Italiano. Llegó entusiasmado, constantemente se repetía que por algo había ido a la U. Sin embargo, en el cuadro de colonia vivió algunos de los peores momentos de su carrera.

No le gusta hablar de esa etapa. Recalca que el pasado es aprendizaje, pero igualmente la pena se cuela entre palabra y palabra. "Pasaron muchas cosas raras. Al técnico Ribera lo había tenido en Concepción, era casi un hijo para él y después en Audax con suerte me citaba", dice.

El renacer en Calera y el llamado a la "Roja"


A principios de 2018 llegó al cuadro cementero. No es solo el cambio de posición, ni los sistemas de Francisco Meneghini o Juan Pablo Vojvoda. Finalmente se dio cuenta que no basta con ser bueno para la pelota.


"Hice un cambio de chip, comencé a entrenarme más, a cuidarme más. Hay que ser profesional. Me han destacado mucho, aparte de un tema técnico, el tema físico. Correr mucho, desplazarme mucho, eso es por el cuidado y por cómo me he entrenado", declara.

El buen presente de Leiva ha hecho que se le vincule con los clubes grandes e incluso se ganó un llamado al primer microciclo de la selección este año. Al principio, ni siquiera sabía dónde estaba el baño en Juan Pinto Durán.

Sabe que es difícil ganarse un lugar en el mediocampo de la "Roja". A los experimentados Arturo Vidal y Charles Aránguiz, sus dos grandes referentes, se suman nombres como el de Erick Pulgar o Claudio Baeza. Pero la ilusión está.

"Fue una experiencia muy buena el microciclo. Me sirvió por el nivel de mis compañeros y por los trabajos que, si bien no fueron muchos, me ayudan a crecer, por los conceptos que entrega el profe (Reinaldo Rueda). Me hace sentir con más confianza en mí. Espero poder ser nominado nuevamente y seguir trabajando para estar en la consideración", manifiesta.

A Leiva, de 26 años, hoy le toca estar arriba de la rueda. Se siente importante y lo llenan de elogios. Sin embargo, destaca que no hay que no olvidar los orígenes y mantenerse humilde. Aprendió a la mala cómo son los vaivenes del fútbol.
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