Argentina se consagró campeón del Mundial tras vencer en una final dramática a Francia.
Los flashes se los llevó Lionel Messi. Al rosarino era el título que le faltaba y suma créditos para imponerse en la discusión sobre el mejor futbolista de la historia. Mientras la "Pulga" levantaba el trofeo, desde atrás lo miraba con orgullo Lionel Scaloni. Sin aspavientos, como tratando de no llamar mucho la atención. Un técnico que asumió en la selección sin ninguna experiencia, que tuvo que soportar fuertes cuestionamientos y faltas de respeto. Su mérito fue no perder el foco cuando casi todos lo atacaban. Terminó construyendo un equipo formidable.
Scaloni tiene 44 años. Sus números con la "Albiceleste" son contundentes. Dirigió 57 partidos, empató 13 y solo perdió cinco. En 17 meses ganó la Copa América 2021, la Finalissima ante Italia en Wembley y ahora la Copa del Mundo. A 19 de los 26 jugadores de esta Argentina los hizo debutar él.
Antes de entrenador fue futbolista. Jugaba de volante, se formó en Newell's y de ahí dio el salto para jugar por el Deportivo La Coruña. Con el "Depor" vivió sus mejores años. Luego pasó por West Ham, Racing de Santander, Mallorca, la Lazio y el Atalanta. Con su selección ganó el Mundial Sub 20 de Malasia 1997 y disputó la Copa del Mundo de Alemania 2006.
Pudo llegar a Chile. Él mismo ha reconocido que estuvo cerca de la Universidad Católica. "Cuando tenía 14 años, estuve a punto de irme a jugar a la Universidad Católica. Estuve dos días en San Carlos de Apoquindo. Era Gino Valentini el manager. El nombre del entrenador ahora no me acuerdo. Carvallo me parece que se llamaba. Fuimos con mi viejo. Viajamos desde mi pueblo en auto dos mil y pico de kilómetros. Una locura… Había pasado la prueba. Yo estaba encantado, pero mi ficha era de Newell's y no me dejaron salir. Nunca me olvidé de ese par de días. Quedé enamorado de cómo es el club, del lugar dónde se encuentra. Me brindaron todas las comodidades. Por eso alguna vez me gustaría dirigir a Católica", declaró hace unos años.
Scaloni se retiró en 2015. Le costó la vida sin fútbol. Una vez contó que se levantó a tomar un café con un amigo, el amigo se fue a trabajar y él no sabía qué hacer después. Cayó en una profunda depresión.
Pasaba los días tirado en el sillón. Su esposa, Elisa Montero, sufría viéndolo así. Le propuso hacer el curso de entrenador. No lo hizo pensando en que iba a ganar un Mundial. Solo quería que estuviera mejor, que encontrara algo que le diera momentos de felicidad.
"Es bravo dejar de jugar. Están los que te dicen 'prepárate para colgar los botines'. ¿Cómo te preparas? Nadie te prepara. Cuando se termina, se termina y entras en una nube. Terminamos de jugar muy jóvenes. Yo fui futbolista hasta los 37 años, bastante más de lo que pensaba. El retiro es el momento más complicado. El duelo no lo tienes que hacer en el living de tu casa, en el sofá, si no, cagaste", afirmó Scaloni.
Partió trabajando en las cadetes de Son Caliu, un humilde equipo de Mallorca. Él llamó a los dirigentes para que por favor lo dejasen entrenar. No le importaba que no fuese al primer equipo. Necesitaba una práctica para poder completar el curso de director técnico.
Desde Son Caliu dio un salto grande . Se fue a trabajar como ayudante de Jorge Sampaoli en la selección argentina.
La etapa del ex DT de la "Roja" en la "Albiceleste" fue convulsa, de muchas críticas y acabó con la eliminación ante Francia en los octavos de final en Rusia 2018.
El puesto de entrenador de la selección argentina quedó vacante tras ese Mundial. Claudio Tapia, presidente de la Asociación de Fútbol Argentino, pensó que Scaloni era el indicado para un interinato. Con el equipo Sub 20 había ganado el Torneo de L'Alcudia y se le destacaba la buena relación con las figuras de la mayor. Sin embargo, su designación generó muchos cuestionamientos.
"Scaloni es un gran muchacho, pero no puede dirigir ni el tráfico", afirmó Diego Maradona.
Sebastián Beccacece, ex ayudante de Sampaoli, consideró que Scaloni no tenía códigos: "A Scaloni lo lleva Sampaoli a Argentina y cada uno actúa como lo siente. Estuve 14 años con Sampaoli y en los clubes que estuve con él me propusieron continuar. Considero que cuando uno llega de la mano de alguien es importante poner punto final".
Los ataques no solo provenían de ex jugadores u otros entrenadores. En plena conferencia de prensa, le preguntaron si era verdad que no tenía el título de técnico habilitado y en más de una ocasión tuvo que lidiar con los rumores que decían que Marcelo Gallardo, multicampeón con River Plate, sería su sucesor.
No sólo eso. Hubo en varios momentos que la prensa argentina y reconocidas leyendas pidieron su salida. No lo consideraban el técnico idóneo para llevar el mando de la "Albiceleste".
Scaloni es reservado. No le gustan las polémicas y mide cada una de sus palabras. El ruido no lo distraía de su plan. Logró renovar poco a poco el plantel con jóvenes, jugadores "terrenales" a los que ayudó a encontrar su mejor versión. El grupo le creía. Rodrigo De Paul contó una vez que podían ser las 10 a.m., pero si el DT le decía que era las 10 p.m., él no tenía ninguna duda que era de noche aunque estuviese brillando el sol.
El primer gran éxito de Scaloni llegó en la Copa América 2021. En Maracaná venció al local Brasil y le puso fin a la maldición trasandina en las finales.
En la previa de esa final, Óscar Ruggeri, campeón del mundo en México 1986, y Sebastián Domínguez, ex futbolista, llegaron a decir en ESPN que era mejor que Argentina perdiese el título con Brasil para generar un "cambio de rumbo".
El triunfo fue el punto de inflexión para el ex Deportivo La Coruña. A partir de ahí comenzó el fervor popular por la "Scaloneta". Las dudas se disiparon.
Scaloni siempre se mantuvo impertérrito. No cambió el talante ni el discurso moderado en ningún momento. Tras conseguir el Mundial, dedicó el título a la memoria del fallecido Maradona, mencionó su familia, se emocionó y aseguró que no está en "la misma mesa" que Carlos Bilardo y Óscar Menotti, los otros entrenadores que han sido campeones del mundo con Argentina.
"Lo más grande son los jugadores. En una selección, el DT sólo toca algunas pepitas. Hay que meter el auto en la autopista y no descarrilarlo. Tenemos algo de mérito, pero el más grande de todos es de ellos", comentó.
