Daniel VivesDueño de Segreta PizzeríaCuando
Daniel Vives y sus socios Agustín Morere y Stefano Calderón hablan de Segreta, no lo hacen como quien enumera platos de una carta: lo cuenta como si relatara una historia de amor con la pizza.
Una que comenzó en 2015 con un horno artesanal en su casa y que hoy arde con fuerza en el corazón de un restaurante emplazado en Alonso de Córdoba, Vitacura, que busca algo más que servir comida: quiere conectar a las personas.
Porque según dice uno de los creadores de Segreta, la pizza no es una excusa para comer, sino un motivo para encontrarse. En sus mesas iluminadas con velas de colores —verde para sociabilizar y rojo para disfrutar en privado— los miércoles se transforman en una fiesta compartida. Así, este restaurante busca romper moldes y le da una nueva vida a la experiencia gastronómica, fusionando lo sabroso con lo social.
Pero no se trata solo de un local. Segreta opera como restaurante, delivery y espectáculo itinerante. Una mezcla explosiva que surgió en plena pandemia y que, con ayuda de socios apasionados e inversionistas que apostaron, se convirtió en marca, identidad y comunidad. Un proyecto nacido desde el garage que hoy apuesta por consolidar sin perder su esencia.
En una nueva edición de Lo pensó / lo hizo de Emol, Daniel Vives repasa los orígenes, desafíos y sueños de Segreta, un rincón que late al ritmo del fuego napolitano y la conexión humana.
¿Qué es Segreta y qué necesidad cubre?
Segreta es, ante todo, un punto de encuentro y un restaurante con carácter. Construimos una experiencia completa con la pizza napolitana como corazón, acompañada de una carta de tragos y los picoteos preferidos de Chile: carnes, ceviches, ostiones, machas y más. Respetamos la tradición, pero la reinterpretamos con atrevimiento. También ofrecemos eventos en torno a la pizza, no un simple catering, sino una puesta en escena que transforma cada ocasión en algo especial. Una experiencia honesta, sabrosa y con identidad propia.
Cada miércoles organizamos en Segreta nuestro Miércoles Social, una instancia para sociabilizar en un ambiente relajado y grupal. Usamos velas de colores en las mesas —verde, amarilla y roja— para que cada grupo indique su disposición a interactuar: verde para quienes quieren conocer gente nueva y rojo para quienes prefieren disfrutar en su propio grupo. La pizza une, y Segreta lo facilita.
¿Cuándo, cómo y dónde surgió la idea?
Siempre tuve una fascinación por la pizza y los restaurantes. En 2015 construí mi primer horno napolitano a mano, con capacidad para ocho pizzas. Era más curiosidad que plan, pero ahí empezó todo.
Durante la pandemia en 2020, construí un segundo horno y empecé a vender pizzas por delivery desde mi casa. Era algo artesanal, intuitivo y lleno de aprendizaje. Con el tiempo entendí que la pizza que hacía merecía un escenario a la altura. Ahí nació Segreta.
¿Quién puso el capital inicial y quién te financia hoy?
El capital inicial lo puse yo, reinvirtiendo cada peso que entraba en las primeras etapas. Para dar el siguiente paso y profesionalizar el proyecto, realizamos una ronda de levantamiento de capital con socios estratégicos que creyeron en la visión de Segreta desde el comienzo.
Agustín Morere, un emprendedor creativo y un aliado fundamental en el desarrollo de ideas, y Stefano Calderón, un amante de la buena vida y un experto en crear comunidad en torno a los restaurantes, son mis compañeros entrañables en este proyecto. Sin ellos, esto no sería lo mismo.
También quiero destacar a los inversionistas Raimundo Olivos y Sebastián Saini, que creyeron en mí cuando Segreta era solo una pizzería en un garage. Saini, un alocado con corazón enorme, puso todos sus ahorros a ojos cerrados. Con personas así alrededor, lo difícil que puede ser emprender se vuelve algo que vale la pena vivir cada minuto.
Tu modelo de negocios:
Segreta vive en tres dimensiones: el restaurante, el delivery y los eventos en vivo, donde la pizza se convierte en espectáculo.
Tu público objetivo:
Apuntamos a quienes buscan un punto de encuentro auténtico. Personas que valoran lo lindo, lo oculto, lo bueno. Segreta es una excusa para conectar, compartir, y sentirse parte de algo que no es masivo, pero sí significativo.
¿Quién/quiénes son tu competencia?
Competimos con propuestas tradicionales de pizza y con cadenas más comerciales. Pero en el fondo, competimos con la idea de que la pizza es solo comida rápida. En Segreta, la pizza es una experiencia.
Tres pasos claves que diste:
- Validar la calidad del producto desde un garage, sin adornos ni marketing.
- Validar la construcción de una experiencia en torno a la pizza a través del servicio de eventos.
- Abrir el restaurante como consolidación de nuestra identidad y marca.
Tu misión (lo que tienes que aprender):
Aprender a crecer sin perder la esencia. Sostener la calidad, el relato y el estándar incluso cuando se multiplica el alcance.
Tu propósito (lo que quieres lograr):
Queremos que Segreta sea una marca que conecte con las personas. Que represente una forma distinta de hacer las cosas. Un nombre que no solo se recomiende, sino que se recuerde.
¿Cuáles son los mayores riesgos que enfrenta Segreta?
Perder el alma, la esencia. Distraernos con lo externo y alejarnos de lo que nos hace especiales.
¿Qué mercado apuntas conquistar?
Estamos enfocados en crecer, pero por ahora preferimos reservarnos hacia dónde estamos apuntando.
¿A quién admiras?
Admiro profundamente a las personas trabajadoras como mi madre. A quienes persiguen sus sueños con convicción, sin importar el riesgo. Y a las personas inteligentes y criteriosas que, aún sabiendo mucho, se mantienen humildes aprendiendo.
Cómo te ves en cinco años:
Prefiero no proyectarme públicamente. Solo puedo decir que el camino está claro y pisamos fuerte hacia adelante.
Empresa chilena preferida
Copec, por su capacidad de innovar, su estrategia de marketing y su excelencia en el servicio. Me gusta especialmente cómo se han lucido en estos aspectos: tenían un desafío enorme y lograron un trabajo de joyería. Además, su habilidad para identificar oportunidades y atreverse a entrar en nuevas industrias es algo que inspira y contribuye a dinamizar el mercado.
Chile, ¿es un buen país para invertir?
Chile ha demostrado ser un buen país para invertir incluso en sus peores momentos. Seamos optimistas. En lo personal, conecto con Chile, con su naturaleza y con su gente. Es un cariño sin igual el que siento por mi país.
¿El Estado es un buen facilitador o un obstáculo para tu negocio?
El Estado de Chile es un buen facilitador para negocios en estado inicial. Hay que atreverse.
Tus máximas son:
- Lo simple bien hecho es imbatible.
- Nunca traiciones —ni juegues con— tu producto.
- La falta de humildad es enemiga del aprendizaje y del éxito en tu negocio.
- Lo real conecta más que lo perfecto.
- Tus socios son tu familia profesional. Cuídalos como a un hermano.