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Semana del IPoM: El panorama económico de Chile antes del estallido, tras Piñera II y en la era Boric

Durante las últimas semanas La Moneda ha buscado instalar un mensaje: que el Ejecutivo entregará un panorama económico mejor al recibido. ¿Es así?

20 de Diciembre de 2025 | 09:31 | Por Pablo San Martín, Emol
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El Mercurio
El Gobierno del Presidente Gabriel Boric lo ha repetido hasta el cansancio: estarían entregando una economía en mejor estado de la que recibieron cuando llegaron a La Moneda en 2022.

Este relato, de un país "estabilizado", fue reforzado esta semana por las autoridades, luego del Informe de Política Monetaria (IPoM) que publicó el Banco Central (BC) y que ofreció números optimistas.

El documento del instituto rector destacó que la inflación está cayendo más rápido de lo proyectado y que convergerá a la meta del 3% durante el primer trimestre de 2026. También elevó el rango de crecimiento para el próximo año; el PIB de 2026 podría incluso llegar a 3%, número que hasta hace solo unos meses se veía muy lejano.


"Me da satisfacción entregar una economía en mucho mejores términos que la que recibimos", dijo ayer el Ministro de Hacienda, Nicolás Grau.

El secretario de Estado reforzó el mensaje: "En el acto de gobernar, una de las cosas más importantes que debiera tratar de lograr es que el país que uno entrega esté en condiciones muy distintas a las que uno recibió. Y cuando se revisa el IPoM, hay tres dimensiones en lo que esto es clarísimo. Crecimiento, inflación e inversión".

El mensaje que reproduce el Gobierno ha suscitado algunos cuestionamientos: hay quienes señalan que fue ese mismo sector el que contribuyó al fuerte deterioro de la economía.

También están los que no creen que se estén dejando números más sólidos de los que dejó el expresidente Sebastián Piñera. Dentro del grupo de los críticos están además quienes miran con nostalgia hacia el Chile pre estallido y se preguntan dónde estaríamos si ese suceso no hubiese ocurrido.

Tres momentos son clave para analizar en qué medida el Gobierno o sus críticos tienen razón: septiembre de 2019, antes de la violencia en las calles; diciembre de 2021, cuando Piñera estaba a tres meses de dejar La Moneda; y diciembre de 2025, con Boric, también, a menos de 90 días de terminar su mandato.

En esos meses, además, el instituto que lidera Rosanna Costa publicó, tal como esta semana, sus informes de política monetaria.

Crecimiento


El IPoM de septiembre de 2019 no auguraba un crecimiento económico estratosférico para ese año: esperaba que el PIB de Chile se elevara en un rango de 2,25% a 2,75%. Para el 2020 -el mismo informe- preveía un alza mucho más potente: de entre 2,75% y 3,75%. Tanto el estallido como la pandemia hicieron imposibles esas estimaciones.

En diciembre de 2021, en las postrimerías del gobierno del expresidente Piñera, el Banco Central en tanto esperaba un PIB en un rango entre 11,5% y 12%, tras la caída en picada que había tenido el año anterior la economía por la pandemia y ante las inéditas ayudas -con retiros de fondos de pensiones incluidos- que dispararon el consumo, en parte necesarios por el freno que implicó el covid para amplios sectores por varios meses, en los que incluso hubo cuarentena total.

En ese entonces, para el 2022, el instituto emisor pronosticó una crecimiento de entre 1,5% y 2,5%.

Las proyecciones de esta semana esperan ver un PIB de 2,4% para este año. Mientras que para 2026 prevén un crecimiento de la economía de entre 2% y 3%.

El promedio de crecimiento entre Piñera II y Boric se puede comparar. En el caso del exmandatario, la economía chilena creció en torno a 2,5% promedio anual, pese a la fuerte contracción de 2020, compensada en parte por el rebote excepcional de 2021.


Presidente Gabriel Boric, tomando el período 2022-2025 —con 2025 aún en base a proyecciones oficiales—, el crecimiento promedio anual se ubica en torno a 1,8%, marcado por un ajuste significativo tras el sobrecalentamiento de 2021, un 2023 prácticamente estancado y una recuperación gradual en los años posteriores.

Inflación


En septiembre de 2019, el instituto emisor preveía que la inflación culminaría el año en un 2,7%; es decir, en niveles reducidos. Para el 2020, en tanto, esperaba que ese número apenas se elevará, hasta el 2,8%. La cifra el año de la pandemia, finalmente, llegó al 3%.

En un escenario radicalmente distinto, el informe de diciembre de 2021 proyectaba que los precios cerrarían ese año con un alza de 6,9%, en buena medida debido a los retiros de fondos de pensiones.

El informe que publicó el BC esta semana, en tanto, espera que el año cierre con un 3,6% de alza en el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Y proyecta que la meta del 3% se logre durante el primer trimestre de 2026.

El termómetro de las tasas: del estímulo a la restricción


En cuanto a la Tasa de Política Monetaria (TPM), en septiembre de 2019 esta se ubicaba en un 2% y el Consejo indicaba que, debido al debilitamiento del escenario, se podría requerir una ampliación del estímulo monetario.

Hacia fines de 2021, la realidad era opuesta: la tasa se elevó hasta el 4% en la reunión de diciembre y el mensaje era de un claro endurecimiento, señalando que la TPM debería seguir aumentando en el corto plazo por sobre su valor neutral.

Esto, una vez más, como consecuencia de los retiros de fondos de pensiones con las que parlamentarios insistieron.

El motor de la inversión y su formación de capital


En cuanto a la inversión, medida como formación bruta de capital fijo (FBCF), proyectaba un crecimiento de 4% en 2019, impulsada entonces por grandes proyectos mineros.

En 2021, la inversión anotó un salto extraordinario de 17,6%, pero el instituto emisor ya advertía una contracción de -2,2% para el 2022 debido a la incertidumbre y las alzas de tasas de largo plazo.

Esto, en un mundo que aún no superaba el trauma de la pandemia.

Las proyecciones de 2025 han vuelto al optimismo, esperando un alza del 7% para este año y un 4,9% para 2026.

Déficit fiscal


En materia fiscal, el escenario previo al estallido social y a la pandemia mostraba un déficit acotado.

En septiembre de 2019, el balance efectivo del Gobierno Central cerraría ese año con un déficit equivalente a 2,8% del PIB, de acuerdo con las cifras oficiales, en un contexto en que el impulso fiscal era considerado un apoyo a una economía que ya mostraba señales de desaceleración.

Muy distinto fue el panorama en diciembre de 2021, cuando el déficit fiscal se amplió con fuerza producto del gasto extraordinario asociado a la pandemia, alcanzando un 7,6% del PIB al cierre de ese año.

En los informes más recientes, en tanto, el escenario fiscal proyectado hacia 2025 apunta a una normalización: las estimaciones oficiales anticipan que el déficit efectivo se ubicaría en torno a 2% del PIB, en línea con el proceso de consolidación fiscal tras el shock sanitario y económico.

Desempleo


En el período previo al estallido social, el mercado laboral ya mostraba señales de deterioro. En septiembre de 2019, la tasa de desempleo en Chile se ubicaba en torno a 7,1%, según la Encuesta Nacional de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Dos años más tarde, en diciembre de 2021, el panorama había cambiado parcialmente. En el tramo final del segundo gobierno del expresidente Sebastián Piñera, la tasa de desocupación cerró en torno a 7,2%, nivel que evidenciaba una recuperación relevante desde los máximos alcanzados durante la pandemia, aunque aún con rezagos importantes.

Hacia diciembre de 2025, en tanto, el mercado laboral volvió a mostrar mayores tensiones. Las últimas cifras disponibles del INE para el cierre de ese año sitúan la tasa de desempleo en torno a 8,4%.

El consumo


El consumo privado esperaba crecer un 2,7% en 2019, aunque con señales de un menor avance en el segundo trimestre de ese año.

En 2021, en tanto, se vivió un fenómeno inédito: un crecimiento del 21% debido a la inyección masiva de liquidez a los hogares, proyectándose caídas de -0,2% y -1,5% para los años siguientes al agotarse dichos recursos.

Para este 2025, el consumo proyecta un avance estable del 2,7%, esperando que en 2026 crezca un 2,5%.