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¿Las clases medias en su punto más frágil?: Expertos analizan "pauperización" de su posición en plena pandemia

Se definen como aquellos que son "pobres para el mercado, pero ricos para el Estado" y se cree que la enfermedad, la jubilación o el desempleo pueden hacerlos retroceder a la pobreza, tres fenómenos que se han visto fuertemente influidos por la emergencia sanitaria y su consecuente crisis económica.

20 de Abril de 2021 | 20:05 | Redactado por Consuelo Ferrer, Emol
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Aton
¿A quiénes apunta el bono clase media? Fue una de las preguntas que flotaron en el seminario "La crisis puertas adentro: los grupos medios durante el estallido y la pandemia", instancia impulsada por la U. Diego Portales y transmitida por EmolTV, donde se abordaron los difusos límites de lo que se denomina normalmente como "clase media" y que, de acuerdo a los expertos, es mucho más compleja de definir.

La conversación surgió a propósito del proyecto periodístico homónimo de la casa de estudios, donde se elaboró una serie de micro documentales temáticos basados en entrevistas a personas pertenecientes a estos grupos medios. En ellas se puede ver, por ejemplo, a Angélica y Lorena Soto, que dicen a la cámara desde La Pintana que son "ricas para el Estado y pobres para el banco", o a César Galloso, víctima de trauma ocular durante las protestas, que cuenta que es parte de la primera generación que terminó los estudios superiores en su familia, "y endeudado".

La respuesta concreta a la pregunta sobre el bono clase media tiene cifras: uno de los requisitos es tener ingresos formales entre $408.125 y $2.000.000 y haber experimentado una caída de dichos ingresos de al menos un 20%. Si en el hogar hay personas dependientes, los ingresos formales exigidos bajan al sueldo mínimo ($326.500). A esos trabajadores se les exime el requisito de la caída de ingresos. Pero fuera del sistema de asignación de beneficios, la definición de clase media es menos exacta.

"Hay varias instancias que señalan que ser de clase media es no ser ni rico ni pobre, que efectivamente es una definición muy amplia porque deja a alrededor del 70% de la población en este grupo, por lo tanto se suele hablar en plural de las clases medias", explicó en el seminario la investigadora del COES y profesora de la U. de Chile, Emmanuelle Barozet. "La política social se ha focalizado en la pobreza y se tiende a considerar que una vez que uno sale de la pobreza, entra a la clase media. Ahí está todo el tema", dijo. El problema, para esos sectores, es que viven un "extremo grado de fragilidad".

Las clases medias, asegura la socióloga, viven en medio de la pandemia una "pauperización" debido a que siempre se les ha considerado como vulnerables a tres tipos de eventos "catastróficos": la jubilación —"jubilarse significaba volver a la pobreza o perder gran parte del estatus"—, la pérdida de empleo y las enfermedades catastróficas. "Ahora vivimos las tres cosas juntas con la pandemia", apuntó. "La vulnerabilidad no es una situación: es una propensión. Es altamente probable que cualquiera de estos grupos retroceda en algún momento y no pueda pasar el patrimonio a sus hijos. Ahí hay un problema bien grave".

El sentido de pertenencia


La aproximación a la clase media del sociólogo y director de Tú Influyes, Axel Callís, se ha dado a través de la investigación. "Diría que es una categoría que se podría homologar con la ciudadanía, la clase trabajadora; es decir, en general, todo Chile. Es tan amplia —porque abarca al 60%, 70% o 75% de la población— que por ser tan grande no sirve mucho para establecer prospecciones o teorías de comportamiento a nivel de lo político, lo social y el consumo", dijo.

"Es una categoría poco asible desde el punto de vista de la investigación, pero es muy usada en el mundo de la política, de las políticas públicas y, tal como lo estamos viendo hoy día, en el mundo de los bonos. El propio Gobierno hoy es víctima de una categoría tan grande, donde todo el mundo se siente llamado y son pocos los escogidos. Todo el mundo se siente clase media. Si uno hiciera una encuesta, estarían ahí 13, 14 o 15 millones de personas, pero los que han accedido hoy día al bono creo que están en 1.7 o 2 millones de personas", apuntó.

"Lo cualitativo es una gran herramienta para entender este sentido de pertenencia, de estar en algo más grande que no necesariamente es estar en una clase social, sino que más bien son una serie de valores y atributos que tienen que ver con dónde se vive la formación de una identidad"

Axel Callís
Para el analista, parte central de lo que significa ser clase media se relaciona con lo simbólico y con el sentido de pertenencia. "Los testimonios asociados tienen mucho más que ver con lo cualitativo-simbólico que con lo racional-pragmático" (...) El concepto de sentirse parte es fundamental en una clase", explicó. "Muchos apelan al sentirse parte y por lo tanto nos da cuenta de una sociedad que está muy desintegrada y que no tiene que ver esencialmente con una clase propiamente tal".

Según Callís, hay ciertas "conductas" que atraviesan las clases sociales y que pueden permitir que dos personas con distinto nivel de ingreso se identifiquen como parte de un mismo grupo. "Una madre, jefa de hogar, con hijos y cuidadora de su madre de La Dehesa suele tener muchas cosas más en común con la misma situación de una madre cuidadora y con hijos de lugares más vulnerables. Operan lógicas distintas", expuso.

"El ser de clase media es un personaje que no es coherente en términos de la política clásica, porque tiene contradicciones. Podría estar en Evópoli o RN y al mismo tiempo tener cosas del Frente Amplio", comentó. "Ahí entra lo cualitativo como una gran herramienta para entender este sentido de pertenencia, de estar en algo más grande que no necesariamente es estar en una clase social, sino que más bien son una serie de valores y atributos que tienen que ver con dónde se vive la formación de una identidad", agregó.

Habitar un lugar de paso


"En los últimos 30 o 35 años, la estructura social se ha transformado. Esa transformación tiene que ver con ciertos mecanismos que hicieron transicionar a grupos sociales que estaban en la pobreza, como era definida en ese momento, a un espacio que es más o menos —y ese es el problema— tierra de nadie. El grupo fue cada vez mayor, hasta que las personas que terminaron en el espacio considerado como no pobreza, pero que sin duda no era riqueza, alcanzó el 70 u 80% de la población".

Así resumió el antropólogo social e investigador del IES, Pablo Ortúzar, la configuración de lo que hoy se reconoce como el sector medio. Para él, ese ascenso "no fue procesado por la institucionalidad" y el espacio intermedio que se creó no se acompañó de políticas públicas adecuadas. Además describe la existencia de "tecnologías legislativas" que, si bien les permitieron salir de la pobreza, terminaron al mismo tiempo bloqueando su avance a un estado mejor. "Hoy día la experiencia de la clase media es habitar un no-lugar que es un espacio de transición: no es un lugar de llegada, es un lugar de paso", explicó.

"Las políticas en educación superior durante los '90 y los 2000 terminan por hacer dar a entender que la única puerta, el único mecanismo que había para transicionar hacia arriba desde este espacio era en realidad una farsa"

Pablo Ortúzar
Según su punto de vista, uno de los principales problemas para estos sectores es que "el trato y la oferta que les da el mercado siempre es deficitaria y siempre los castiga profundamente". "Todos sabemos que mientras más pequeño es el envase de lo que uno compra, más caro te cobran por gramo. Eso se replica a todo nivel: sobre cierto ingreso, el servicio al que uno accede es totalmente del primer mundo. Lo que te ofrece la isapre con un ingreso perteneciente a los grupos medios es algo absolutamente deficitario y una experiencia de abuso", argumentó. "Uno es demasiado pobre para los mecanismos de estabilización del mercado y demasiado rico para los mecanismos de estabilización que ofrece el Estado".

Ortúzar coincidió con Barozet en la idea de que la gran pregunta que atormenta a las clases medias es cómo estabilizar su posición y tratar de traspasarla a la generación siguiente. "La única ventana, el único mecanismo que estaba en ese horizonte era la educación superior", explicó. "La mala administración por parte de la clase política, mezclada con intereses económicos de la promesa causaron la desilusión respecto a lo que significaba acceder a un título universitario", dijo.

"Las políticas en educación superior durante los '90 y los 2000 terminan por hacer dar a entender que la única puerta, el único mecanismo que había para transicionar hacia arriba desde este espacio era en realidad una farsa", dijo. "Mucha gente terminó endeudadísima y en una posición social que era igual de precaria que la de sus padres. Un poco mejor, obviamente, pero en el fondo el sueño de la seguridad, de asegurar tu posición, se sintió como un engaño además con deuda".

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