Los últimos incidentes registrados en los liceos emblemáticos de la Región Metropolitana son una muestra de los hechos de violencia en que se han visto involucrados recintos y estudiantes.
Uno de los episodios más graves se vivió ayer, cuando encapuchados rociaron con bencina a un profesor en el INBA. La semana pasada también se informó cómo un profesor agredió verbalmente a un alumno en Limache, entre otros casos.
En este marco, el
Observatorio Social de la Universidad del Alba realizó un estudio donde entrevistó a mil personas mayores de 18 años de 70 comunas del país.
Una de las conclusiones es que solo un
36,6% considera que los colegios son espacios seguros para niños y adolescentes. Mientras que un 20,5% señala que no son "nada seguro". El restante 42,2% está al medio de las dos opciones.
Otro dato es que el
78,9% cree que la violencia entre estudiantes es frecuente o muy frecuente, destacando como formas más comunes la violencia psicológica, la física y el ciberacoso.
El estudio revela también un consenso mayoritario respecto a la responsabilidad en la prevención: dos de cada tres personas creen que son los apoderados quienes deben liderar las acciones para frenar la violencia escolar, por sobre el Estado y los establecimientos educativos.
"La violencia escolar ha dejado de ser un hecho aislado para convertirse en un problema estructural que refleja tensiones en la familia, la comunidad y las redes sociales. Los resultados muestran que la ciudadanía ya no percibe la escuela como un espacio seguro, y eso es una alerta que no podemos ignorar si queremos preservar su rol formativo y protector", explica Marcelo Estrella, académico del Observatorio Social, perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Alba.