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Columna de Astronomía | Multiversos: ¿Existen otros universos?

Tal vez existan otros cosmos distintos del que conocemos. ¿Sería posible visitarlos?

06 de Abril de 2016 | 09:14 | Por Patricia Sánchez-Blázquez
Por Patricia Sánchez-BlázquezAcadémica del Instituto de Astrofísica de la U. Católica de Chile

Doctora en astrofísica por la Universidad Complutense de Madrid (España). Fue investigadora postdoctoral en Swinburne University (Australia), École Polytechnique Fédérale de Lausanne (Suiza), University of Central Lancashire (Reino Unido) e Instituto de Astrofísica de Canarias (España). Actualmente es profesora del Instituto de Astronomía de la Pontificia Universidad Católica donde es líder del grupo de poblaciones estelares en galaxias.

Nuestro universo, con cientos de miles de millones de galaxias en cada una de las cuales habitan miles de millones de estrellas, puede que no sea el único. Quizás existan otros, los cuales contengan otro tipo de elementos químicos y de materia, no presenten vida, o alberguen una vida diferente. Quizás en algunos universos, parecidos al nuestro, vivan infinitas versiones de nosotros mismos. En otros, regidos por distintas leyes físicas, la vida tal vez resulte imposible… quizás.

La idea en sí misma no es nueva. El término "multiverso" fue acuñado en 1895 por el psicólogo William James, pero ya los filósofos griegos consideraban a fondo este hecho incierto. Hoy día lo que resulta especialmente interesante es que emerge, casi de manera natural, a partir de alguna de nuestras mejores –aunque a menudo mas especulativas– teorías físicas. El multiverso no es un modelo en sí, sino una consecuencia de otros modelos.

El marco teórico a partir del cual surge la posibilidad de cosmos vecinos, lo proporcionan las denominadas teorías de supercuerdas. Estas son un modelo físico-matemático donde las partículas elementales que forman todo lo que existe no son sino efectos de las diferentes vibraciones de una especie de filamentos subatómicos o cuerdas. Mientras que su belleza matemática atrae a miles de físicos, también enfrenta el escepticismo de muchos otros, dada la dificultad de demostrar si dicha teoría es correcta o no. El atractivo de las supercuerdas radica en que permiten integrar de forma natural la mecánica cuántica –que tan exitosamente describe el microcosmos– con la no menos notable Relatividad General de Einstein –que rige el cosmos a gran escala– y que las teorías estándar verificadas no logran unificar.
Patricia Sánchez-Blázquez:
La teoría de las supercuerdas parece poseer un inimaginable número de soluciones matemáticas que podrían corresponder a esos otros universos posibles

Pues bien, la teoría de las supercuerdas parece poseer un inimaginable número de soluciones matemáticas que podrían corresponder a esos otros universos posibles, pero con distintas propiedades. Esto implicaría admitir la presencia de más de las tres dimensiones espaciales tradicionales, que existirían a pesar de que nosotros no podamos percibirlas. Para entender cómo esto sería posible, cabe imaginar, por ejemplo, cómo percibiríamos un objeto ante una cámara con una pantalla de fondo. El objeto puede ser tridimensional, pero el reflejo en la pantalla tendrá únicamente una dimensión plana. Así, si solo pudiésemos ver proyecciones en pantallas, pensaríamos que nuestro universo tiene dos dimensiones en lugar de tres.

Si en este punto usted está escéptico acerca de los multiversos, no se preocupe. La validez del multiverso como idea científica es también debatida en la comunidad científica y muchos físicos están en contra. La crítica principal a esta teoría es que contradice el método científico, ya que no ha sido capaz de producir todavía predicciones que podamos corroborar con experimentos ya sea en la Tierra o en el espacio. Ahora bien, existe un fenómeno que ofrece casi la única posibilidad de comprobar observacionalmente si existen o no cosmos vecinos y se trata nada menos de que nuestro universo chocara con otro. Sin embargo, las probabilidades son escasas. Por lo tanto, aunque se trate de ideas muy estimulantes y que admiten un tratamiento matemático riguroso por ahora, y quizá para siempre, permanecen en el régimen de discusión filosófica. Por ello, a no ser que sea usted muy optimista, parece que tendremos que conformarnos con otros destinos, dentro de nuestro universo, para nuestras próximas vacaciones.

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