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Ariana Miyamoto, la reina de belleza que busca acabar con la discriminación en Japón

Tiene 21 años y es una hafu o japonesa de raza mixta. Representará a su país en el concurso Miss Mundo que se realizará en enero.

30 de Mayo de 2015 | 17:15 | New York Times News Service
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Ariana quiere ganar dinero con el modelaje, para después poder viajar a Estados Unidos a estudiar.

AFP
TOKIO.- Cuando Ariana Miyamoto fue coronada Miss Universo Japón 2015, las participantes dijeron que ella se había robado el espectáculo con su sensual paso, una sonrisa contagiosa y calmada confianza en sí que contradecía sus 21 años.

Sin embargo, no fue solo su belleza y porte lo que la catapultó a la atención nacional. Miyamoto es una de apenas un diminuto puñado de hafu o japonesa de raza mixta, que gana un importante concurso de belleza en el Japón orgullosamente homogéneo. Y ella es la primera mujer medio negra en la historia que lo logra.

La victoria de Miyamoto le granjea el derecho a representar a Japón sobre el escenario mundial en el concurso internacional Miss Mundo previsto para enero. Ella dijo esperar que su apariencia -y mejor aún, una victoria- impulsaría más a los japoneses a aceptar a los hafu. Sin embargo, destacó que Japón quizá aún tenga un largo camino por andar.

Incluso después de su victoria en la competencia nacional, periodistas locales han tenido dificultades para aceptarla como japonesa. "Los reporteros siempre me preguntan: '¿Cuál parte de usted es más parecida a una japonesa?'", dijo Miyamoto, quien tiene las piernas largas de una supermodelo extranjera, pero comparte de tímida reserva de muchas otras mujeres jóvenes de Japón. "Yo siempre respondo: 'Pero, soy japonesa'', agregó.

"Yo habría esperado que ganar Miss Universo Japón hubiera hecho que ellos notaran eso", sostuvo.

Eso aún pudiera tomar cierto tiempo. Después de que ganara, algunas personas publicaron mensajes en línea criticando a los jueces por elegir a una persona que no parecía japonesa. "¿Acaso la Señorita Universo de Japón no debería tener al menos un verdadero rostro japonés?", exigía una.

Sin embargo, incluso números mayores de japoneses al parecer se formaron en su defensa: "¿Por qué no puede una ciudadana japonesa, quien nació y fue criada en Japón, ser vista como meramente japonesa?", preguntaban en un típico comentario.

"Quiero desafiar la definición de ser japonés"

 Hija de un breve matrimonio entre un marinero negro de Estados Unidos de la Armada de Estados Unidos y una mujer japonesa de la localidad, Miyamoto creció en Japón, donde dice que otros niños la han evitado por su piel más morena y cabello sumamente rizado. Esa experiencia la ha impulsado a usar su victoria en el concurso como una plataforma para hacer conciencia sobre las dificultades que enfrentan ciudadanos de raza mixta en un país que se sigue considerando monoétnico.

"Incluso ahora, normalmente no me ven como japonesa, sino como extranjera. En restaurantes, la gente me da un menú en inglés y me elogia porque soy capaz de comer con palillos", dijo Miyamoto, quien habló en su idioma nativo, japonés, y es una consumada calígrafa de caracteres nipones y chinos. "Quiero desafiar la definición de ser japonés", añadió.

Su autoproclamada misión ha suscitado asombro en momentos en que las relaciones de raza están siendo objeto de un nuevo escrutinio en Japón, que largamente se había considerado inmune a las tensiones étnicas de Estados Unidos.

Los planes para un espectáculo musical de la Red de Televisión Fuji que presentaría cantantes con la cara negra, fueron cancelados solo después de la presión de grupos de combate al racismo. Un novelista de la derecha y ex asesor del Primer Ministro Shinzo Abe también provocó abucheos en casa y el extranjero por defender la segregación de razas al estilo del apartheid.

Sin embargo, mucha gente aquí considera que la victoria de Miyamoto es prueba de que Japón está acogiendo lentamente una imagen más multicolor de sí mismo. Con la inmigración directa aún restringida a un goteo, buena parte de la nueva diversidad de Japón viene de los hijos étnicamente mixtos de matrimonios entre japoneses y extranjeros.

Estos hafu -término que viene de voz inglesa half- han cobrado cada vez mayor prominencia social, particularmente en deportes y por televisión. Los japoneses de raza mixta también representan un porcentaje pequeño pero creciente de la población general: según el Ministerio de Salud, alrededor de 20,000 niños con un padre que no es japonés nacen aquí anualmente, aproximadamente 2 por ciento de todos los nacimientos.

"Ariana nos da otra oportunidad de desafiar el viejo supuesto de que hay que verse japonés para ser japonés", dijo Megumi Nishikura, cineasta mitad japonés, mitad irlandés estadounidense que codirigió el documental "Hafu", en 2014.

Miyamoto reveló que había sido una pérdida personal lo que la había motivado a sumarse a la competencia de Miss Mundo el año pasado. Relató que uno de sus amigos, estadounidense mitad blanco que nació y fue criado en Japón, se colgó porque estaba cansado de ser ridiculizado por no ser capaz de hablar inglés pese a que no tenía facciones niponas.

"Él dijo que no se sentía en casa en ningún lugar", comentó Miyamoto. "Yo pensé que si puedo ganar, podría demostrar que no todos los japoneses deben verse igual. Podría probar que este también es nuestro hogar", agregó.

Miyamoto dijo que había soportado groserías mientras crecía en el rudo puerto naval del sur de Sasebo, donde la familia de su madre la crió después de que su padre se fuera de Japón cuando ella era una niña. En la escuela, dijo, otros niños e incluso padres de familia la llamaban "kurombo", el equivalente japonés de la palabra negro en tono despectivo.

Sus compañeros de clase no querían sostenerla de la mano por temor a que su color terminara por mancharlos. "Yo solía volver a casa enojada con mi madre", recordó Miyamoto. "Solía preguntarle: '¿Por qué me hiciste tan diferente?'", añadió.

Ella dijo que todo cambió a los 13 años de edad, cuando decidió que intentaría acercarse a su padre, quien la invitó a su hogar en Jacksonville, Arkansas. Contó que nunca olvidará el momento en que vio por primera vez que su padre y sus parientes. "Ellos tenían la misma piel y la misma cara que yo", dijo. "Por primera vez, me sentí normal".

Ella agregó que en Estados Unidos, llegó a referirse a sí misma como negra. Pero en Japón, sigue llamándose hafu. Como Miss Universo Japón, ella ha restado importancia a sus raíces afroestadounidenses, presentándose más bien como una representante de japonesas mixtas étnicamente de todos antecedentes.

Sin embargo, los expertos en concursos dijeron que fue precisamente porque es mitad negra que ha captado tanta atención. Destacaron que su victoria había puesto de cabeza una jerarquía tácita entre hafu, en la cual quienes tienen piel más clara han sido celebrados desde hace mucho tiempo atrás como los más hermosos.

"Ariana es la Miss Universo Japón de la que más se ha hablado en la historia", dijo Stephen Diaz, el reportero con base en Japón de Missosology, sitio en internet que cubre concursos. Dijo que Miyamoto dominó un concurso que requería de las concursantes que hicieran alarde de sus movimientos de baile y lucieran elegantes vestidos de noche, además de la competencia obligatoria en bikini.

"Quiero decir, todos estábamos pensando, esto es Japón. Ellos no van a coronar a una chica negra", dijo. "Pero, hay que considerar, ella estaba muy por arriba de las otras concursantes".

Si bien Miyamoto adjudica su visita a Estados Unidos a ponerse cómoda con su ascendencia negra, dijo que su tiempo en el país también le enseñó que ella es japonesa. Pasó dos años con su familia estadounidense, matriculándose en una preparatoria local. Sin embargo, al poco tiempo enfrentó dificultades para encajar.

Frustrada por su falta de recursos nativos de inglés, y tratada como extranjera por compañeros blancos y negros por igual, ella terminó sintiendo que extrañaba casa y anhelaba comida japonesa que no estaba disponible en la Arkansas rural.

"Nací y fui criada en Japón, así que es ahí donde pertenezco", dijo. Con el tiempo ella volvió a Sasebo, donde anduvo a la deriva durante un tiempo, nunca terminó la preparatoria y empezó más bien a trabajar como cantinera.

Espera que haber ganado Miss Universo pueda ser su oportunidad para una carrera de modelaje que pudiera ayudarle a ganar suficiente dinero para asistir un día a la universidad en Estados Unidos.

"Ariana tiene una historia personal que otras Miss Japón simplemente no tienen", notó Maki Yamaguchi, concursante en el certamen Miss Universo Japón 2014, quien actualmente ayuda a asesorar a Miyamoto. "Ella es una reina de belleza con una misión: acabar con la discriminación", agregó.
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