FLORIANAPOLIS; BRASIL.- A una década de su fundación, el Mercado Común del Sur (Mercosur) decidió iniciar en el 2001 una nueva fase de consolidación con el fortalecimiento de sus programas de integración económica y el ingreso de nuevos países.
Con ese objetivo los presidentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, junto a sus asociados de Bolivia y Chile, iniciaron hoy un encuentro que es considerado crucial para el bloque integracionista.
Los presidentes llegaban hoy y sesionarán en privado antes de suscribir mañana un documento que fijará las metas que seguirá el Mercosur los próximos años, no solamente en la integración económica, sino social y política.
El encuentro fue esperado con expectativa los últimos meses, en especial después de la recomendación formulada por la cumbre presidencial sudamericana de Brasilia para que la región asuma compromisos en busca de la conformación de un solo bloque económico.
La reunión de Florianópolis sufrió dos reveses en las últimas semanas que afectaron su agenda, el primero, la decisión de Chile de negociar por separado un acuerdo comercial con Estados Unidos y la propuesta de ese país para dar inicio al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) antes de los plazos previstos.
Si bien las intenciones de Estados Unidos y Chile son solamente eso, afectó al interés del Mercosur de incorporar al país sudamericano como miembro pleno, por lo menos hasta que se aclare su posición de cara a los convenios con Washington.
Sin embargo, se abrieron nuevas puertas para este esquema, una es la probable total incorporación de Bolivia al esquema.
Según los analistas, el ingreso a plenitud de Bolivia al Mercosur se constituiría en un primer paso hacia la unificación de los programas de integración con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), que la conforman precisamente Bolivia, junto a Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
Esta semana ya se dieron a conocer algunos de los programas que ejecutará el Mercosur, uno de ellos es la aplicación de recetas comunes para enfrentar la inflación, a fin de que ninguno sufra una escalada inflacionaria que ponga en riesgo los programas de integración regionales.
Los ministros de Hacienda de las naciones del Mercosur decidieron fijar una meta inflacionaria del 5% entre el 2002 y el 2005 y a partir del 2006 inclusive fijar índices menores.
Pese a esas coincidencias no se vislumbran aún soluciones a las disputas internas entre Argentina, Brasil y Uruguay sobre los lácteos y también entre Argentina y Brasil por la política automotriz y el azúcar.
El tema arancelario está igualmente en un lugar preferente de las discusiones de la agenda debido a que el Mercosur tiene problemas de negociación con la Unión Europea que le ha exigido una armonización de sus políticas en ese rubro antes de lograr acuerdos con otros bloques.
En diciembre de 1997, la cumbre del Mercosur definió el incremento de los aranceles del 20 al 23% y anunció que esa tasa se reducirá en forma gradual, lo que no se ha producido hasta hoy.
