WASHINGTON.- El Presidente estadounidense, George W. Bush, presentará el martes un amplio y costoso plan de reactivación económica que implicará unos 600.000 millones de dólares, para intentar estimular una recuperación económica aún débil e incierta.
El programa por "el crecimiento y el empleo" será develado por Bush durante un discurso en Chicago (Illinois, norte) y busca encarrilar a la primera economía del planeta antes de la elección presidencial de 2004.
Según la prensa de este lunes, este plan debería representar un total de aproximadamente 600.000 millones de dólares -el doble de lo que se preveía hace algunas semanas- y tendría una duración de 10 años.
Más de un año después de salir de una recesión, la recuperación estadounidense registra altibajos. Es el principal punto negro en el balance de Bush desde el comienzo de su mandato.
El desempleo -6% en noviembre- subió a su nivel más alto en ocho años y el crecimiento habría recaído, en ritmo anual, a 1% en el último trimestre de 2002, contra 4% en el mismo periodo del año anterior.
El plan de reactivación se basa principalmente en nuevas reducciones de impuestos, sobre todo para los particulares pero también para las empresas. Su objetivo es dinamizar los gastos de consumo, que han caído, y las inversiones de las empresas, que siguen siendo débiles.
Se sumará a los 1,35 billones de dólares de reducciones de impuestos lanzadas en 2001 por un periodo también de 10 años.
La Casa Blanca no quiso dar precisiones este lunes sobre las medidas que serán anunciadas por Bush, pero subrayó que apuntan a obtener una prosperidad de largo plazo así como a un crecimiento "firme y sostenido" este año.
"Es una propuesta que estimulará el gasto de los consumidores, que promoverá la inversión en Estados Unidos y en pequeñas empresas, y brindará ayuda a los desempleados", dijo el portavoz de la presidencia Ari Fleischer.
La principal medida será, según la prensa, la eliminación de las tasas sobre los dividendos corporativos. Solo esta disposición, que beneficiará a los inversores y a la bolsa, debería costar unos 300.000 millones de dólares.
El programa incluiría también nuevas ventajas fiscales para las familias que tengan hijos a cargo y para las empresas que inviertan.
Además, podría incorporar un aumento de la duración de los subsidios de desempleo y de las transferencias de fondos del gobierno federal a los Estados para ayudarlos a financiar programas de asistencia social a los más pobres.
Pese a estas medidas "sociales", la oposición demócrata ya ha condenado el plan de reactivación afirmando que solo beneficiará a los ricos.
Este plan está destinado "exclusivamente a los estadounidenses más ricos (...), no ayudará a las familias de clase media y no contribuirá al crecimiento económico", afirmó el líder de los demócratas en el Senado, Tom Daschle.
Por su parte, los analistas estiman en general que el plan de reactivación tendrá un efecto limitado sobre el crecimiento y que su impacto será pesado en materia de déficit presupuestario.
Estados Unidos registró en 2002, por primera vez desde 1997, un déficit presupuestario, que alcanzó 159.000 millones de dólares. Y podría subir a más de 250.000 millones de dólares en 2003, según la mayoría de los analistas privados.
En vez de asumir un recorte impositivo, la administración Bush debería más bien "dejar estables las tasas" de impuestos para cubrir el aumento de los gastos ligado a la guerra contra el terrorismo y a un posible conflicto en Irak, estimó George von Furstenburg, economista de la Universidad de Indiana.