BRASILIA.- El gobierno brasileño y el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra reanudarán el diálogo en un encuentro previsto para fin de mes, primero después de las invasiones a edificios públicos efectuadas por campesinos del movimiento.
En el encuentro participarán los ministros de Desarrollo Agrario y de la Justicia, Raúl Jugmann y José Gregori, y los líderes de los Sin Tierras, Joao Pedro Stédile y José Rainha Juniors, según trascendió.
Los Sin Tierras exigieron la presencia de tres obispos: el presidente del Episcopado, Jayme Chemello; el secretario general, Raymundo Damasceno, y el titular de la Comisión Pastoral de la Tierra, Tomás Balduino, en carácter de "observadores".
La vinculación del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra con la Iglesia Católica viene desde su origen: surgió en 1975 con el apoyo de las Comunidades Eclesiales de Base y de la Comisión Pastoral de la Tierra de Río Grande del Sur.
Su consigna es "luchar por la tierra" y cuenta con 5 mil afiliados apoyados por 150 mil familias afincadas de manera provisoria en campamentos localizados en todo el territorio.
Uno de sus líderes, Joao Stédile anticipó que "esperamos que el encuentro nos permita preparar una reunión posterior con el presidente Fernando Henrique Cardoso".
Pero, los ministros que participarán del encuentro dicen que "el gobierno no trabaja con esa hipótesis".
El gobierno tiene tres exigencias: una agenda específica de las conversaciones, que no participe mucha gente y que haya un plazo para las conclusiones.
Por su lado, el Movimiento de los Sin Tierra prevé discutir créditos y condiciones para las familias ya asentadas.
En ese contexto, el presidente de la Pastoral Social de la Conferencia Nacional de Obispos, Jacy Francisco Braido, dijo hoy que "que la Iglesia Católica siempre mostró disposición para la apertura del diálogo entre el gobierno y los Sin Tierras para disminuir los conflictos".
En tanto, un informe con denuncias de violencia contra campesinos sin tierras fue entregada al alto comisariado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU), Mary Robinson, en visita de trabajo a Brasil.
El documento, elaborado por la Comisión Pastoral de la Tierra, un organismo vinculado a los obispos, denunció "el asesinato de 1.167 trabajadores rurales en los últimos 12 años y la represión al movimiento agrario".