EL CAIRO.- Preocupación e incertidumbre por el futuro del proceso de paz en Medio Oriente es la reacción que se advierte en el gobierno egipcio tras la muerte del presidente sirio Hafez El Assad.
El presidente egipcio Hosni Mubarak imploró a Dios que Siria "sea protegida de cualquier mal, en el contexto de una unidad nacional global".
En los ambientes diplomáticos de El Cairo no pudo confirmarse que en las últimas horas se hayan producido contactos directos de los gobiernos de Egipto y Siria.
Algunos voceros de esos medios señalaron que no se ha conocido un pronunciamiento expreso de Mubarak para respaldar el nombramiento de Bashar El Assad como sucesor del extinto mandatario sirio.
Después de una reunión del gabinete de ministros para analizar la situación siria, Barak dijo hoy que su país "respetará la decisión del pueblo en la elección de su presidente" y que, en ese sentido, "apoyaremos a la nueva conducción siria".
Por otra parte, El Cairo fue escenario el miércoles pasado del encuentro de la secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright y el ministro del Exterior sirio, Faruq El Sharaa, que concluyó sin grandes resultados.
Apenas si fueron acercadas algunas posiciones divergentes surgidas en el encuentro que en marzo último sostuvieron en Ginebra Assad y el presidente Bill Clinton.
Pero El Sharaa reafirmó la necesidad de que Siria no pierda nuevos territorios en las negociaciones con Israel y Albright no ocultó su opinión de que persiste la "intransigencia" siria.
Fuentes diplomáticas occidentales en El Cairo señalaron que "es posible que el nuevo presidente sirio Bashar El Assad deba primero consolidar su poder, continuando la lucha contra la corrupción, para elaborar luego una línea de negociación con Irael menos rígida que la de su padre".