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Norteamericanos invaden Cuba pese a embargo

Se espera que un récord de 140.000 estadounidenses visiten la isla este año, a través de permisos para visitar parientes o con permiso del gobierno en los llamados intercambios "de pueblo a pueblo", en el ámbito académico, deportivo, cultural y de negocios.

27 de Julio de 2000 | 09:09 | REUTERS
LA HABANA.- Desde ingenuos estudiantes hasta banqueros de Wall Street, pasando por especialistas en cocodrilos, músicos de jazz o el actor Jack Nicholson, parece que la mitad de Estados Unidos está viajando a Cuba en estos días.

A pesar de estar aún limitados por el embargo que prohibe el turismo a la isla, cada vez más norteamericanos están visitando su vecino caribeño por nuevas vías legales y por otras menos ortodoxas.

Se espera que un número récord de unos 140.000 residentes estadounidenses visiten Cuba este año, dentro de los casos permitidos por el embargo, para visitar parientes, o con un permiso de su gobierno en los llamados intercambios "de pueblo a pueblo" en el ámbito académico, deportivo, cultural y negocios.

"Viajar a Cuba es más fácil que nunca. Señale a cualquier norteamericano en la calle y yo encontraré una razón legítima para un permiso para ir a Cuba", dijo Pamela Falk, una experta sobre Cuba de la Universidad de Nueva York.

Y además de éstos, otros muchos norteamericanos -entre 20.000 y 50.000 al año- están llegando a Cuba violando el embargo de Washington, que prohibe a sus ciudadanos gastar dinero en la isla, vía terceros países como México o Bahamas.

Según estas cifras, los estadounidenses representarían alrededor de 10 por ciento de los más de 1,6 millones de visitantes que llegan anualmente a la isla, que ha convertido el turismo en la principal fuente de divisas para su economía.

Esto enfurece a los grupos más de cubanos-norteamericanos anticomunistas de línea dura, que creen que afianza al Presidente Fidel Castro, en el poder desde hace 41 años.

Pero con el debate abierto en el Congreso norteamericano sobre iniciativas para suavizar el embargo, impuesto hace 38 años, la "invasión" estadounidense parece imparable, señalan analistas.

El gobierno cubano calcula que si se levantara el embargo, Cuba recibiría cinco millones de estadounidenses al año.

"Todo el mundo se beneficia"

"Como norteamericano, me molesta que mi gobierno me diga dónde y cuándo puedo viajar. Creo que el 'boom' en los viajes de estadounidenses a Cuba es muy beneficioso para todo el mundo", dijo Nicholas Robins, director del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Tulane de Nueva Orleans.

"Este es uno de los pocos temas en los que los gobiernos de Cuba y Estados Unidos están de acuerdo, pero por diferentes motivos", añadió Robins, quien organiza intercambios, como el de una banda de jazz de Nueva Orleans que visitó La Habana.

Washington se mantiene firme en contra de Castro, pero cree que los contactos de "pueblo a pueblo" debilitan al gobierno cubano y favorecen al pueblo ordinario.

Según la lógica de Washington, la llegada de norteamericanos permitiría a los aislados cubanos apreciar los valores de una sociedad democrática de mercado y cuestionar entonces su sistema unipartidista comunista.

Cuba también da la bienvenida a la llegada de norteamericanos, pero por razones completamente distintas.

El gobierno de La Habana cree que los turistas estadounidenses, al ver la realidad de la isla caribeña, se convencen de la imagen parcial de Cuba difundida por los medios de comunicación y lo erróneo de la política de Washington, concretamente, el embargo, o "bloqueo" como lo llama La Habana.

"Estaremos defendiendo también el derecho constitucional de sus ciudadanos (de Estados Unidos) a conocer la verdad, viajar y ver de cerca con sus propios ojos a Cuba", dijo hace poco el gobernante Partido Comunista.

Ningún MacDonal's en La Habana

Para los propios viajeros, la llegada a Cuba suele provocar entusiasmo, aunque no por razones precisamente políticas.

"Es genial ver un sitio que no tiene MacDonald's en cada esquina", dijo el estudiante norteamericano Chad Cribbens, tras desembarcar de un crucero convertido en "universidad flotante".

El más célebre intercambio hasta la fecha fueron los partidos de béisbol que los Orioles de Baltimore jugaron el año pasado contra una selección cubana.

Pero las experiencias más duraderas parecen haberse producido en otros intercambios mucho menos publicitados.

Por ejemplo, cuando un grupo de estudiantes norteamericanos a principios de año se pararon a hablar con jóvenes cubanos durante una manifestación política en La Habana.

Pero por muy emocionante que sean, este tipo de experiencias benefician a Castro, aseguran sus críticos más radicales en la comunidad cubana de Miami, quienes sostienen que esto sólo lleva más dólares a la isla.

"Creemos que ampliar los viajes ahora sólo fortalece la dictadura de Castro", dijo Ninoska Pérez, portavoz de la Fundación Nacional Cubano Americana.

Pero voces más moderadas del exilio cubano apoyan estos viajes. "Cuanto más contactos haya entre los pueblos, mejor... La gente americana son los mejores vendedores de democracia", dijo Elena Freyre, directora del Comité Cubano por la Democracia.

Para muchos, incluso, la prohibición de viajar a Cuba es puro papel mojado debido a la facilidad con la que Washington concede permisos. Algunas compañías norteamericanas ahora ofrecen abiertamente viajes a Cuba, y ya existen vuelos directos desde Miami, Nueva York y Los Angeles.

Y hasta un ex agente de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA) opera desde La Habana un servicio turístico por Internet para norteamericanos.

A pesar de que el atractivo de la "fruta prohibida" puede disminuir, la proximidad de la isla a Estados Unidos y su belleza natural garantizan el interés del turismo norteamericano por Cuba.

Sin embargo, La Habana hará todo lo que pueda para evitar que la isla se convierta de nuevo en una especie de terreno de esparcimiento para los norteamericanos. Antes de la revolución de 1959, se hablaba a veces de Cuba como "el burdel del Caribe".
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