ROMA.- El Vaticano condenó el jueves una propuesta británica para permitir la clonación de embriones humanos, calificándola de brutal violación que manchará la sangre de inocentes.
"La decisión sólo puede provocar indignación entre aquéllos que respetan el valor y el derecho fundamental de la vida de un ser humano", escribió el padre Gino Concetti, teólogo católico, en el periódico del Vaticano L'Observatore Romano.
"(Esta) terapia no se ajusta a ningún derecho o justicia y acabará mancillando sangre inocente", dijo Concetti, cuyos escritos se conocen por reflejar la opinión del Papa Juan Pablo II.
El miércoles, el gobierno británico permitió a los científicos del país clonar embriones humanos con fines terapéuticos, ampliando el campo de la experimentación con embriones que se aprobó por primera vez en 1990.
La clonación terapéutica se basa en la investigación de células embrionarias que crea humanos primero y luego los mata.
La Iglesia Católica se opone a esta técnica alegando que la vida comienza en el momento de la concepción.
Concetti dijo que es absurdo considerar que alguien pueda traer a la vida un embrión con fines investigativos y brevemente después terminar su existencia, como si la vida nunca hubiera existido.
"El embrión no puede dividirse en dos períodos como si fuera un partido de futbol", dijo.
"En el comienzo de una vida humana, una división de 'antes' y 'después' es artificial y manipulativa", agregó.
Los científicos británicos argumentan que si la clonación terapéutica es controlada apropiadamente, podría anunciar descubrimientos contra enfermedades intratables, como el Parkinson, Alzheimer y lesiones de la columna vertebral.
El jefe de la oficina médica el gobierno británico, Liam Donaldson, quien recomendó que la clonación terapéutica debería ser permitida, dijo que hay un "gran potencial para aminorar el sufrimiento".
Donaldson afirmó también que la clonación reproductiva, que busca crear individuos genéticamente iguales de la misma forma que los científicos lo hicieron con la oveja Dolly en 1997, debe seguir siendo un delito.
El Vaticano permanece firme condenando cualquier forma de manipulación genética de las células.
