CARACAS.- En un ambiente muy distinto a las furiosas protestas en el mundo industrializado, los líderes de la OPEP se están reuniendo hoy martes en Venezuela, donde, sin embargo, también se notan las presiones por los vaivenes del mercado petrolero.
La seguridad ha sido siempre una obsesión de la OPEP y más desde que el terrorista conocido como Carlos El Chacal secuestrara a los ministros petroleros en una reunión del organismo en Viena en 1975.
Esas medidas de seguridad, que han llevado a que desde hace días agentes especiales con perros recorrieran las zonas donde estarán los delegados extranjeros, llevaron a que incluso la delegación de Irán rentara tres pisos de un hotel: el de encima y el de abajo al que ocuparán, estarán vacíos como medida de precaución.
Las restricciones de acceso y tránsito, sumado al volumen de agentes de seguridad, son también respuesta a las manifestaciones escenificadas en muchos países industrializados contra los precios del petróleo, que han alcanzado sus niveles mas altos en 10 años.
Aquí en Venezuela, donde un litro de gasolina es más barato que uno de agua, no se esperan tales protestas. Más bien muchos parecen entusiasmados con las visitas y entienden a la perfección los efectos que los altos precios del crudo tienen en la economía de Venezuela, con las reservas petroleras más grandes del hemisferio: 76.000 millones de barriles.
El petróleo, que genera más del 40% de los ingresos del gobierno y el 70% de los ingresos por exportaciones del país, ha permitido levantar este año la deteriorada economía venezolana después de dos años de severa recesión.
El encuentro de los países OPEP "para mí ha sido buenísimo porque después de seis meses sin trabajo logré que la Alcaldía (de Caracas) me contratará para limpiar las calles", dijo Froilán Vasquez, un barrendero de 40 años.
La reunión es importante, agregó Vasquez, porque "se va a tratar de los precios... eso es muy bueno para Venezuela y todos los venezolanos porque la economía va a mejorar, vamos a tener más dinero".
Y aunque no está previsto un pronunciamiento de la cumbre en torno a niveles de producción ni precios, es casi inevitable que el tema sea abordado por los dignatarios.
Los venezolanos conocen que la última baja en los precios del crudo, a unos 10 dólares el barril en 1998, llevó a Venezuela a una devastadora recesión de la que aún trata de recuperarse.
Oficialmente el desempleo es de 15% y mas de la mitad de la población de 23 millones de personas de Venezuela vive en la pobreza.
"Me da los mismo lo que se discuta en esa cumbre", afirmó Mirtha Villaruel, una vendedora ambulante de 37 años. "Tengo más de un año desempleada y he tenido que salir a vender jugos y tortas para ayudar a mi familia", agregó.
Y mientras los venezolanos sacan sus propias cuentas, el gobierno ha hecho un notable esfuerzo por estar a la altura de los príncipes visitantes.
En el Hotel Tamanaco, al este de la ciudad, un cartel diciendo "Venga al mágico mundo de las 1.001 noches" recibe en el restaurante a las delegaciones de Kuwait, Katar, Irak y Emiratos Arabes Unidos.
Los sauditas, cuya delegación de 380 miembros es la mas grande de todas, ha reservado todas las habitaciones del cinco estrellas Hotel Meliá, también al este capitalino.
El clímax de los preparativos para la cita se verán el miércoles en la noche, cuando los dignatarios cenen en el llamado Salón Venezuela, un vasto espacio en el club de las fuerzas militares.
El salón, construido en 1953, estaba cerrado y solo hasta ahora se hicieron las reparaciones de la estructura militar, sector del que proviene Chávez, un teniente coronel retirado del ejército que encabezó una fracasada asonada militar hace ocho años.
