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Premier taiwanés dimitió por razones de "salud"

Tang Fei tuvo muchos problemas de salud este año y las obligaciones de su cargo no le han permitido recuperarse plenamente, pero el 18 de septiembre pasado prometió al Parlamento que renunciaría si se paralizaba la construcción de la cuarta central nuclear.

03 de Octubre de 2000 | 12:39 | EFE
TAIPEI.- El Primer Ministro taiwanés, Tang Fei, dimitió hoy por razones de salud, aunque algunos analistas consideran que su decisión se debe a las diferencias de opinión con el Presidente Chen Shu-bian sobre la construcción de la cuarta central nuclear de la isla.

"Mi salud se ha deteriorado recientemente. El Presidente ha aceptado mi dimisión y le estoy muy agradecido. Abandonaré el Gabinete mañana", declaró Tang a la prensa a la salida de una reunión con Chen.

En otra breve rueda de prensa, el Gobierno confirmó la dimisión de Tang y dijo que aún no se ha decidido quien lo sustituirá.

Los analistas políticos barajan tres candidatos: el actual secretario general de la Presidencia, Chang Chun-hsiung; el ex presidente del gobernante Partido Demócrata Progresista, Lin Yi-hsiung y el miembro del opositor Partido Kuomintang Chiang Ping-kun, ex director del Consejo de Planificación y Desarrollo Económico.

La salida de Tang deja al Gobierno de Chen sin un interlocutor respetado por sus principales críticos, el Kuomitang, que goza de mayoría absoluta en el Yuan Legislativo (Parlamento), y China, que no se congracia con el independentismo de que ha hecho gala la formación que ahora gobierna en Taiwán.

La decisión de Chen de elegir como primer ministro a este general casi septuagenario, ex ministro de Defensa y miembro del principal enemigo político, el Kuomitang, fue una sorpresa.

Es conocido que la salud le ha dado a Tang muchos problemas este año y que las obligaciones de su cargo no le han permitido recuperarse plenamente, pero también lo es que el 18 de septiembre pasado prometió al Parlamento que dimitiría si se paralizaba la construcción de la cuarta central nuclear.

Tang ha sido el defensor en el Gobierno de este proyecto multimillonario, que supondrá una inversión de 5.500 millones de dólares y un suministro de 2.700 megavatios.

Para ello, se ha enfrentado incluso al propio Chen; al ministro de Economía, Lin Hsin-yi, y al Partido Demócrata Progresista.

Los planes para esta central nuclear se remontan a 1980 y fue un gobierno del Kuomitang, el de 1996, el que aprobó la obra.

Con la llegada al poder de los demócratas, se han reconsiderado las repercusiones medioambientales y para la salud de la población del proyecto.

El Gobierno no quiere otra planta nuclear, pero aparentemente la mayoría de los taiwaneses, cerca de un sesenta por ciento según los últimos sondeos de opinión, aprueba la obra por temor a una escasez de suministro eléctrico en la isla, por el dinero invertido y el daño que supondría para la economía de la isla su paralización.

La interrupción significaría la pérdida de casi 3.000 millones de dólares, que ya han sido invertidos o comprometidos en contratos de equipamiento y servicios.

Asimismo, afectaría a las relaciones entre Taiwán y la empresa fabricante, la estadounidense Westinghouse, así como con otros grupos estadounidenses que participan en el proyecto, del que ya se ha llevado a cabo una tercera parte.

Los inversionistas en la plaza financiera de Taipei también respaldan el proyecto y temen la nueva política introducida por el Gobierno independentista de Chen y si se refleja en el índice TAIEX.

En un plazo de seis meses, el valor total de las acciones de la Bolsa taiwanesa ha perdido 2 billones de dólares taiwaneses (64.516 millones de dólares), lo que supera el presupuesto general del Gobierno, que es de 1,6 billones de dólares taiwaneses (unos 49.600 millones de dólares).

El problema con las autoridades comunistas de Beijing, que acallan cualquier cosa que huela a independencia en Taiwán con amenazas del uso de la fuerza, sería otro de los asuntos que debe solucionar Chen.

El general Tang, que nació en China, se ha mostrado partidario de la reunificación con la República Popular de China.

Las relaciones entre Beijing y Taipei se han caracterizado en el último año por una serie de tensiones, que Chen no ha logrado disipar con sus promesas de que no introducirá cambios de reivindicación soberana.
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