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Las lecciones de las elecciones

Los dos principales candidatos presidenciales se mostraron moderados y los temas más importantes de la campaña electoral fueron tratados de manera moderada y centrista. Sin embargo, parece que ninguno de los candidatos articularon una visión única de este centralismo, lo que se tradujo en que los votantes no pudieran distinguir el mensaje más atractivo y dinámico de alguno de los dos.

17 de Noviembre de 2000 | 18:41 | Jim Moore, profesor de la Universidad de Portland
SANTIAGO.- Los llamados para revisar el recuento de votos de las últimas elecciones en Estados Unidos revelan la indecisión del público sobre quien debe ser el nuevo presidente de ese país. Pero los resultados muestran a un país dividido ya que el 50% de los votantes se llaman a sí mismos moderados (mientras que el 30% se considera conservador y el 20% se identifica como liberal).

Los dos principales candidatos presidenciales se mostraron moderados y los temas más importantes de la campaña electoral fueron tratados de manera moderada y centrista. Sin embargo, parece que ninguno de los candidatos articularon una visión única de este centralismo, lo que se tradujo en que los votantes no pudieran distinguir el mensaje más atractivo y dinámico de alguno de los dos.

La estrecha diferencia que separa a los contendientes en la votación se hizo evidente en los estados de Florida, Oregon, Wisconsin, Nuevo México y Iowa. No obstante, es claro que Forida es el estado crucial, ya que con sus 25 votos electorales decidirán la elección. Pero los reducidos margenes en muchos estados sugieren que los votantes estuvieron divididos igualmente entre los asuntos y los candidatos.

Esta situación ha revelado el lado negativo del sistema electoral norteamericano. Tenemos 51 eleciones estatales (Columbia tiene 3 votos electorales) en vez de una elección nacional. Pero el problema radica en que no hay 51 elecciones estatales, sino miles de elecciones en cada uno de los condados. Estas unidades, semejantes a las comunas, utilizan diferentes papeletas y reglas para contar votos y diferentes métodos para determinar cómo resolver conflictos.

Todo ello significa que lo más seguro de estas elecciones es que el próximo inquilino de la Casa Blanca sea un presidente muy débil. El corto periodo de tiempo antes de la proclamación del vencedor de los comicios, combinado con la cercanía de los partidos en el Congreso hará aún más difícil que el presidente pueda construir coaliciones para la legislatura. Aún existe el expediente de un acuerdo bi-partidista, pero la historia reciente sugiere otro camino.

Sin embargo, el gran cambio que probablemente resultará de esta elección es una profunda revisión del sistema electoral de la democracia más grande del mundo. La incertidumbre se ha instalado en la conformación del colegio electoral de 1780 y particularmente sobre la puesta al día del sistema de votaciones.

Jim Moore
Phd en Ciencia Política
Académico de la Universidad de Portland
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