JERUSALEN.- Ante la merma de su popularidad debido a la violencia constante con los palestinos, el acosado primer ministro israelí Ehud Barak anunció hoy que renunciará y convocó a una elección especial que considera "un plebiscito sobre la paz".
La medida pareció un esfuerzo por evitar competir con el ex primer ministro derechista Benjamin Netanyahu, quien le lleva considerable ventaja en las encuestas de opinión, pero que según las leyes israelíes no podrá competir en una elección exclusivamente para primer ministro por no ser miembro del parlamento.
"Hay quienes dudan del mandato que recibí de ustedes, los ciudadanos de Israel", dijo Barak en un mensaje por la televisión. "Israel se encuentra en un estado de emergencia... Mañana anunciaré mi renuncia al presidente y en 60 días tendremos elecciones especiales para primer ministro".
Barak agregó que apoyará toda propuesta por modificar las leyes electorales para permitir que cualquiera sea candidato, aunque parecía improbable que pudiera aprobarse dicha reforma en el corto tiempo antes de las acciones para el parlamento. Un proyecto electoral fue aprobado en principio el mes pasado y se anticipaba la votación para mayo.
Barak opinó que la mayoría de los miembros del parlamento no quieren realmente elecciones, pero una votación legislativa podría hacerse simultáneamente con la elección para el primer ministro si el parlamento decidiera disolverse, afirmó.
Aunque Barak gane la reelección, sin un cambio en la composición de su gabinete probablemente tendría las mismas dificultades que ahora para gobernar y ganar apoyo para el proceso de paz con los palestinos.
Se conjeturó que Barak haría un esfuerzo por lograr algún tipo de acuerdo con los palestinos antes de las eventuales elecciones, y las encuestas sugieren que sin dicho progreso sus posibilidades de reelección serían sumamente escasas.
Barak dijo a los periodistas que seguirá buscando los medios de reiniciar las conversaciones con los palestinos pero que no podía "prometer nada".
El apoyo popular a Barak se ha venido abajo en los dos últimos meses desde que estalló la violencia. La vasta mayoría de los 309 muertos desde entonces han sido palestinos, pero la sensación de seguridad de los israelíes se ha visto resquebrajada y muchos han perdido fe en el proceso de paz.