LONDRES.- El Domo del Milenio, la atracción turística paga más exitosa de Gran Bretaña, que atrajo a más de seis millones de visitantes el año pasado, cerrará el 31 de diciembre sin que nadie se lamente.
Luego se procederá a desmantelar la estructura junto al Támesis.
Erigida como el símbolo de las celebraciones del año 2000, la bóveda futurista en el meridiano cero de Greenwich se abrió el 31 de diciembre de 1999 con una fiesta fastuosa a la que asistieron el primer ministro Tony Blair y la reina Isabel II.
Blair calificó el pabellón, con sus exhibiciones instructivas y entretenidas, como "un triunfo de la confianza sobre el cinismo, la osadía contra la inercia".
En cuestión de semanas, el Domo fue blanco de burlas y críticas, y los ataques han seguido durante todo el año.
Esta semana, la publicación Evening Standard de Londres, el crítico de arte Brian Sewell lo calificó de "vano, insulso, fatuo, anodino y, lo que es peor, con ínfulas de condescendencia".
Los consultados por una encuesta electrónica lo votaron como la característica más deprimente del año.
A la vez, el comité de cultura de la Cámara de los Comunes dijo que la mezcla de exhibiciones, tecnología interactiva y programas en vivo del Domo no logró provocar el entusiasmo que se buscaba.
El Domo del Milenio recibió fondos del gobierno por un total de 179 millones de libras (265 millones de dólares) y ha recibido unos 160 millones de libras (237 millones de dólares) en entradas y patrocinio hacia fines de noviembre, según cifras del gobierno.
Un informe difundido el mes pasado por la Oficina Nacional de Auditoría llegó a la conclusión de que la dirección del Domo, la New Millennium Co., operada por el gobierno, estableció un objetivo poco realista de 12 millones de visitantes y sobrestimó los ingresos de los patrocinadores.
Los defensores del Domo dijeron que se vio afectado por divisiones políticas. El Domo del Milenio fue un sueño del anterior gobierno conservador que adoptó Blair cuando asumió el cargo en 1997, pese a reservas de algunos miembros de su gobierno. Los dos partidos políticos se culpan ahora mutuamente.
