JERUSALÉN.- Israel no ocultó hoy su satisfacción por el asesinato en Damasco del dirigente islámico palestino, Azedín Esheij Jalil, mientras el brazo armado de Hamás aseguró que vengará su muerte con más atentados en territorio israelí y, quizás también, en el extranjero.
El Gobierno que preside Ariel Sharón ha declinado hacer cualquier comentario sobre el atentado en Damasco, aunque uno de sus ministros expresó abiertamente su satisfacción por la muerte de Jalil.
"No sé nada sobre el incidente, pero estoy contento con lo que ha sucedido", dijo Guideón Ezra, ministro de Seguridad Interior, en unas breves declaraciones que hizo a la prensa en Jerusalén.
El dirigente palestino, de 42 años y miembro del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás), murió esta mañana en una explosión cuando se hallaba en el campamento de refugiados palestinos del barrio de Al Zahra, en la capital siria.
El artefacto fue colocado bajo su vehículo aunque se desconoce la identidad de los autores.
Sin embargo, el movimiento islámico palestino acusó inmediatamente a Israel del ataque, que uno de sus dirigentes, Muhamad Nazel, consideró una práctica de "terrorismo de Estado".
"Israel no podrá doblegar al movimiento mediante atentados contra sus dirigentes en el extranjero, tal y como no ha podido hacerlo (con nosotros) en los territorios (de Cisjordania y Gaza)", afirmó Nazel a la prensa palestina, en conversación telefónica desde El Cairo.
Jalil, que había sido deportado al Líbano por las autoridades israelíes tras la primera "Intifada" (1987-1993), se hallaba exiliado en Damasco desde 1992.
Según Israel, el dirigente fallecido hoy ayudó a entrenar al hasta ahora mayor experto palestino en la fabricación de bombas Yehiya Ayash, asesinado por el servicio secreto interno (Shabak), en enero de 1996.
Al igual que su Gobierno, fuentes de la seguridad israelí han declinado confirmar que el atentado sea obra del Mosad y aseguran que tuvieron constancia de lo ocurrido en la capital siria "por los medios de comunicación".
Las acusaciones del Hamás contra Israel se basan en las amenazas que el ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, hizo en ese sentido el pasado 5 de septiembre, días después de un doble atentado suicida en la ciudad de Beersheva que costó la vida a 16 israelíes.
En una intervención ante el Consejo de Ministros, Mofaz refirió que los organismos de información del Ejército israelí tenían constancia de que las oficinas en Damasco de organizaciones palestinas como Hamás y la Jihad Islámica estaban detrás de ese atentado.
Mofaz también advirtió a Siria de las consecuencias que tendrá la creciente participación de "organizaciones terroristas" con sede en Damasco en los ataques contra Israel.
Desde entonces, medios de prensa árabes informaron de que el liderazgo político del Hamás y de la Jihad Islámica había abandonado la capital siria y encontrado refugio en países del Golfo Pérsico.
El viernes, el diario londinense en árabe "Al-Hayat" informó de que los servicios secretos israelíes habían recibido información "caliente" sobre las infraestructuras logísticas del Hamas en países árabes, en particular sobre dos de sus dirigentes: Musa Abu Marzok y Jaled Mashal.
Según la fuente, fue el servicio secreto de un Estado árabe -al que no identificó- el que entregó la información a los servicios secretos israelíes.
La última vez que Israel atacó a Siria en relación con la Intifada de Al-Aksa fue el 6 de octubre de 2003, cuando la aviación israelí bombardeó lo que aseguró era un campamento de entrenamiento de la "Jihad Islámica" situado a unos 50 kilómetros de Damasco.
La ANP condenó el atentado y lo consideró "un paso muy peligroso" y "un intento de Israel de sabotear cualquier perspectiva de paz", a decir de Nabil Abu Rudaina, asesor del presidente Yasser Arafat.
Por su parte, el portavoz de Hamás en Gaza, Sami Abu Zuhri, afirmó que se trata de "un intento israelí de extender la zona de agresiones contra el pueblo palestino, de los territorios palestinos al extranjero".
Distintos portavoces del Hamás en Gaza, Damasco, Beirut y El Cairo aseguraron que el brazo armado de la organización, Izadin Al-Kasam, vengará la muerte de su dirigente con más atentados en Israel.
Los organismos israelíes de seguridad tampoco descartan que Hamás vengue el asesinato de Jalil con un atentado contra blancos israelíes o judíos en el extranjero, opción que, por el momento, ha sido descartada desde Beirut por Osama Hamdán, otro de los dirigentes de la organización islámica.