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Director de urgencia atiende al Papa en el Policlínico Gemelli

Rodolfo Proietti, director del servicio de urgencias del policlínico Gemelli, es finalmente la persona que toma todas las decisiones médicas sobre el Papa.

24 de Febrero de 2005 | 11:47 | AFP
ROMA.- El doctor Rodolfo Proietti, director del servicio de urgencias del policlínico Gemelli, es el encargado de atender al Papa Juan Pablo II en el hospital.

Reservado y de pocas palabras, el profesor Proietti es quien coordina al equipo de especialistas que atiende al Papa durante su hospitalización y es finalmente la persona que toma todas las decisiones médicas.

Director de urgencias y de admisión, el médico italiano está a cargo por segunda vez en menos de un mes de la precaria salud del anciano pontífice, de 84 años, quien sufre desde hace unos diez años la enfermedad de Parkinson.

"Ante un evento como el ingreso del Papa la estructura del hospital es sometida a una dura prueba. Es que hay que estar listos para enfrentar todo de la mejor manera. Y la estructura debe responder con lo mejor ante el huésped ilustre y no quitarle nada a los demás pacientes", contó recientemente Proietti en una entrevista al periódico católico Avvenire.

Especialista en reanimación, Proietti fue criticado por varios medios de comunicación por no haber difundido personalmente los partes médicos sobre la salud del pontífice, considerados muy breves e incluso vagos.

"Personalmente considero que al médico le compete la redacción del boletín médico pero no su lectura, sobre todo cuando la evolución clínica es regular, como ocurrió a comienzos de febrero, sin eventos imprevistos o de particular gravedad", aseguró Proietti.

"No hemos nunca querido esconder las condiciones de salud del Papa, simplemente y afortunadamente no teníamos nada para agregar", admitió el médico al justificar los pocos comunicados de prensa, uno cada dos días.

Muy reservado

Convencido de la fuerza física del pontífice, Proietti, que no suele dar entrevistas a la prensa, es consciente de que atiende a uno de los enfermos más admirados del mundo, cuyas condiciones de salud preocupan a miles de católicos en todos los continentes.

"Se trata de un enfermo de 84 años con enfermedades precedentes, como todo el mundo lo puede constatar, pero de temple muy fuerte", afirmó.

El especialista, quien afirmó haber vivido una experiencia inolvidable, admitió "la inmensa emoción y el honor de atender al Santo Padre".

"Comprendí lo que debe representar cada paciente para el médico y la manera en que el médico debería vivir su misión. Ha sido para mí un enorme privilegio y al término de diez días muy cerca del Santo Padre he salido con la convicción de haber recibido mucho más de lo que he dado", confesó.
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