En el borde costero de Hamburgo avanzan los trabajos de construcción del nuevo teatro.
ReutersBERLÍN.- La cultura en general y la música en particular contarán dentro de unos años con un "recinto de los sueños" gracias a la Elbphilharmonie, una espectacular y carísima sala de conciertos ubicada en el puerto de la ciudad de Hamburgo, cuya construcción sigue adelante en medio de críticas, a causa de su elevado costo.
Con unos gastos que alcanzan los 400 millones de euros, por ahora, el complejo de la Elbphilharmonie medirá 110 metros y su diseño "innovador", que recuerda una gran ola realizada en cristal, está pensado para que se convierta en un atractivo turístico de la ciudad.
La Elbphilharmonie contará con tres salas de concierto, de 2.150, 550 y 170 asientos respectivamente, al tiempo que albergará un hotel de lujo, apartamentos de alta calidad y un estacionamiento para más de 500 vehículos.
Sobre una superficie de 120 mil metros cuadrados, la edificación consta de dos partes: La baja, un antiguo depósito portuario restaurado; y la alta, una construcción superpuesta a la anterior y que, recubierta por 1.089 cristales, otorgará la "monumentalidad" a la Elbphilharmonie.
Las dos partes quedarán separadas por la "Plaza", un gran espacio abierto y situado a 37 metros de altura, que estará abierta al público, tengan entrada o no para los conciertos, y que contará con comercios y bares.
Este futuro "recinto de los sueños", según reza su publicidad, está previsto que comience a funcionar en 2013, cuando el aspecto cultural otorgue una nueva imagen al puerto hamburgués, uno de los más importantes de Europa y del mundo.
Situada en la parte final de una dársena portuaria, la Elbphilharmonie está rodeada por las aguas del río Elba y la construcción posibilita una vista privilegiada desde las alturas, que distingue el casco viejo de Hamburgo al norte, el puerto al sur-oeste y el proyecto Hanfencity, la mayor ciudad portuaria de Europa, al este.
El artífice arquitectónico del proyecto es el estudio suizo Herzog & de Meuron, autores de obras como el estadio Allianz Arena de Múnich, el estadio olímpico de Beijing o la reforma del Tate Museum de Londres, todas ellas, igual que la filarmónica de Hamburgo, basados en un concepto modernista de la arquitectura.
Pero la construcción de esta gran ola de cristal no está exenta de polémica, ya que los 114 millones de euros presupuestados inicialmente en 2005, se han convertido en 400 por necesidades del proyecto, al tiempo que la inauguración del auditorio arrastra un retraso mínimo de tres años, que no permite pensar en la futura programación.
Aunque se han conseguido 68 millones en donaciones, las arcas públicas hamburguesas, en no muy buena situación por la actual crisis, tendrán que desembolsar 323 millones, "mucho dinero público para un proyecto que solo disfrutarán los ricos", según denuncian los contrarios a su construcción.