Rodrigo Espinoza y Yuri en plena conexión musical, durante el regreso de Aleste a los escenarios. La mexicana fue el punto más alto de la noche.
Harold CastilloHay bandas que se separan y se reúnen para tocar en el cumpleaños o el matrimonio de algún integrante, algo íntimo, para los amigos. Aleste, la banda nacional de pop-rock inspirada en números como Bon Jovi, y que siempre tuvo pretensiones, lo hizo anoche en el Teatro Teletón ante unas 500 personas. Los clichés son odiosos, pero vaya que sirven.
Tal como su único gran éxito dice que "Hay un límite", el título sirve también para decir que no se puede hacer esperar por más de una hora al público por una banda con apenas dos discos, y que desde hace quince años que no toca en vivo.
Mientras la sala se llenaba lentamente, por los parlantes se escuchaban Cerati, Charly y Los Cadillacs, y la espera se hacía eterna entre cigarrillos, cervezas, rones y whiskys prodigados por tres barras para un público sub 40. También circulaban unos cuantos reporteros y cámaras tratando de ubicar algún rostro conocido en una cita profusamente promocionada durante la semana. Por un buen rato, los flashes y las cámaras tuvieron que conformarse con Alfredo Lewin y Marisela Santibáñez, estratégicamente detenida cerca de los periodistas.
Cuando la opinóloga Macarena Tondreau, pareja del guitarrista de Aleste, Alfredo Alonso, se asomó por unos de los balcones, la prensa se dio otro festín disparando fotos para rellenar la odiosa espera. Sesenta y cinco minutos después de lo pactado -hasta la pantalla gigante que circunda la torre Entel anunciaba el concierto para las 21 horas-, Aleste apareció en escena. Pese a los cuatro músicos de apoyo -dos teclados, otra guitarra y una corista-, la falta de ensayo y de años sin rodaje resultó evidente.
"Como la primera vez" fue el primer tema y la guitarra de Alonso prácticamente no se escuchó, como fue notorio que la voz de Rodrigo Espinoza iba a necesitar varias canciones para tomar cuerpo y que, en general, la reforzada banda necesitaba más ensayos. Siguieron "Secretos en el sol", que Espinoza nunca interpretó por pertenecer al segundo disco donde no participó, y luego "Dónde estabas", que debía formar parte de un tercer álbum que nunca se registró.
Rodrigo Espinoza estuvo particularmente locuaz y algo reiterativo para agradecer entre tema y tema la cita tras quince años. El momento de la noche vino cuando Yuri, la estrella mexicana y esposa del vocalista, salió al escenario para interpretar su éxito "Todo mi corazón", con una voz impecable. Para los que estuvieron en el regreso de Aleste, su presencia salvó el dinero invertido en una reunión intrascendente.