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Idiomas

Heredero del disuelto grupo Usuales, el dúo chileno propone y resuelve igual de bien las canciones de su primer disco.

19 de Noviembre de 2013 | 20:51 |
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La música de este dúo es entre otras cosas un motivo posible para mirar por el espejo retrovisor y chequear cuánto ha pasado desde 2005, año en que se iniciaron en el pop chileno grupos afines entre sí como Fother Muckers, Teleradio Donoso y Usuales. Ninguno de ellos sigue activo hoy como tal, pero los tres dieron origen, en ese orden, a Ases Falsos, Álex Anwandter y a esta dupla de ex integrantes de Usuales, Simón Cox y Fito Sánchez, quienes bajo el nombre de Casa de Canto confirman también su evolución personal desde entonces en su primer disco, Idiomas.

Casa de Canto remite en parte al juego de guitarras y teclados que caracterizaba a Usuales, coherente por lo demás con parte de la orientación del también desaparecido sello Cazador. Pero en el minuto exacto en que el cantante prepara un café en la segunda canción del disco aparece una nueva sonoridad pop electrónica, como señal de que las opciones acá van a ser más variadas. En el grupo hay equilibrio entre electricidad y electrónica en "La entrada cuesta la razón", se oye un sonido más crudo de guitarra, bajo y batería en "Ofensa al pudor", "Boca del Aconcagua" o "Troncos Viejos F.C." y aparece el borde más electropop de "Olga y Viktor" con la cantante María Magdalena como invitada.

El buen trato que estos hombres daban en su banda previa a los instrumentos análogos está acá puesto también en función de los teclados y bajos electrónicos, tal como el mismo cuidado armónico y melódico que recorre todo Idiomas es la mejor garantía del disco. Hay más recursos en las citas ochenteras de "Mini mosca" y su declarada producción new wave entre bajos sintéticos que recuerdan a Gary Numan y esas guitarras a lo Talking Heads, o en las estrofas de "Falso testigo" que parecen responder a las de Virus en "Pronta entrega". Y se agregan los momentos acústicos concentrados hacia el final en "Polvo denso en colores" y en "Hombre de pie", el mejor de los cuales es el de esa guitarra pulsada al modo folk en la canción "El bosque cruje", buen resumen de las aptitudes de Casa de Canto. Primero se oye ahí una introducción de guitarra acústica sobre la que es posible imaginar muchas entonaciones posibles antes de que nadie cante una palabra. Y luego la voz viene a conjurar cualquier incertidumbre con una melodía certera y sin palabras de más. Dos pruebas sucesivas: en Casa de Canto proponen y resuelven bien si se trata de hacer canciones.

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