SANTIAGO.- Doce días después de que el terremoto dañara severamente sus instalaciones y forzara su cierre, el aeropuerto internacional de Santiago comienza progresivamente a normalizarse con el reestablecimiento de sus operaciones, aunque aún persisten algunas incomodidades y retrasos.
Actualmente, el tráfico aéreo alcanza el 80% de su nivel previo al terremoto, indicó el director de Aeronáutica Civil, general José Huepe, quien afirmó que el aeropuerto está funcionando de forma "normal, fluida y segura" y "prácticamente no hay demandas insatisfechas".
En ese sentido, el gerente general de LAN, Ignacio Cueto, informó que ya "no quedan pasajeros rezagados" luego de que el fin de semana concluyera el proceso de traslado de todos los usuarios que se vieron afectados por las cancelaciones de sus vuelos a causa del terremoto.
Por este motivo, el representante de la aerolínea indicó que quienes se encuentran viajando actualmente son pasajeros "que han decidido volar en esta fecha".
Asimismo, la compañía informó que restituyeron su venta de pasajes a todos los destinos, tanto nacionales como internacionales.
"Se está llegando a la normalidad en un plazo bastante rápido", afirmó Cueto, quien sostuvo que "los tiempos de demora que hoy día existen son muy parecidos a los que existían antes de la catástrofe".
Esa afirmación fue confirmada por muchos de los pasajeros que hoy arribaron al aeropuerto desde el extranjero, los que indicaron que los tiempos en realizar los trámites de inmigración son prácticamente los mismos que antes.
"Aparentemente, se ve más de lo que realmente es, las filas andan muy rápido", señaló uno de los pasajeros en el sector de aduanas.
Siguen las carpas y algunas demoras
Sin embargo, otros usuarios que llegaron al país señalaron que debieron esperar entre diez minutos y una hora sólo arriba del avión, antes de poder descender a la losa y dirigirse, luego, a efectuar los trámites de inmigración.
Pese a la incomodidad, todos coinciden en ser comprensivos y pacientes con la situación en el aeropuerto, ante la magnitud de la tragedia que ocurrió en el país.
"Tuve que esperar mucho arriba del avión, entre 45 minutos y una hora, después uno baja y hay otra hora de control. Es incómodo, pero igual se entiende, después de la catástrofe que ocurrió y en Estados Unidos había mucha información sobre el tema así que estoy dispuesto a esperar", señala un joven que viene de Miami.
Otro problema que presentó un pasajero, identificado como Luis, fue que el vuelo que debía abordar rumbo a Suecia fue retrasado en un día, de lo que se enteró una vez en el aeropuerto.
"Se suspendió el vuelo y tengo que esperar un día para viajar, pero nos atienden muy bien y se está arreglando todo. Yo entiendo estas incomodidades, he visto lo que ha pasado en Chile y creo que el mínimo respeto que tengo que tener con lo que ha pasado es no molestarme", señaló.
Otro inconveniente que continúa en el aeropuerto son las instalaciones, ya que ante el daño del edificio aún hay partes del proceso que se siguen realizando en carpas, como el embarque y el arribo nacional. Para realizar dichos procesos, los pasajeros son trasladados en buses por la losa para abordar los aviones.
En el caso de los vuelos internacionales, los pasajeros que arriban al país también deben descender desde el avión por escaleras hasta la losa, pero desde allí son llevados hasta el edificio habitual, donde realizan los trámites de inmigración y finalmente se dirigen a una carpa, que es una especie de sala de espera para los familiares y se informa mediante una pizarra la hora de llegada de los vuelos.
En tanto, el proceso de embarque internacional se realiza enteramente al interior del edificio, en el lugar donde antes se realizaba el embarque nacional. No obstante, hasta esa zona sólo pueden dirigirse las personas que cuentan con boletos, mientras que los familiares deben quedarse en una carpa también habilitada como sala de espera e informaciones.
"Está relativamente expedito, pero sólo están dejando entrar a los pasajeros, no a la familia que habitualmente acompaña. Tampoco sabemos dónde están los carritos, pero no encuentro que sea tan grande la dificultad considerando las condiciones en que se está operando", manifestó una mujer que viajaba a Francia.