Hay quienes puedan pensar que simplemente era una rica y bella aristócrata que triunfaba en Hollywood; sin embargo, la Academia no pensó lo mismo y en 1954 le entregó un Óscar por su papel en "La angustia de vivir". Fue éste el año cinematográficamente más movido de la actriz. Pero sentimentalmente la cosa no quedaba atrás. Desde Ray Milland, su compañero en "Crimen perfecto", a William Holden, o el diseñador Oleg Cassini, pasando por el amor que le profesó el actor Bing Crosby, muchos quedaron cautivados por la belleza de esta mujer.

Cuatro hombres fueron los amores mas notorios de la joven Grace: Harper Davis, Mark Miller (compañero con el que mantuvo una larga relación), Don Richardson y Gene Lyons (intimo en el verano de 1951), estos hombres marcaron el comienzo de una larga lista hasta que se convirtió la princesa de Mónaco. También se la relacionó con Jean-Pierre Aumont, Frank Sinatra y el mismísimo Hitchcock.

Pero en 1955 tuvo lugar el "flechazo de su vida": conoció a Rainiero de Mónaco y, tras un corto romance, se casaron en 1956.

La carrera de actriz quedó en suspenso por la maternidad; Carolina y Alberto nacen muy seguidos. En 1964, Hitchcock le ofrece el papel protagonista de "Marnie la ladrona" y ella lo acepta, pero no se ve bien una monarca-actriz y el protocolo y la tenaz oposición de su marido la obligan a rechazarlo. Grace Kelly no volvería a hacer cine.

Al comprometerse con el príncipe Rainiero de Mónaco todo fue presentado como un cuento de hadas, pero la realidad era muy distinta. De hecho, solo después de una serie de maquinaciones, negociaciones financieras, interrogatorios pesados y exhaustivos, exámenes médicos, se consumaron los planes para la boda.

También su matrimonio y su vida familiar se divulgaban, oficialmente, perfectos. Grace ocultó siempre su lucha interior por integrarse a la familia monaguesca y por ser aceptada en el Principado que regentaba. Ocultó su soledad y sus frustraciones

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