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Una de las ideas de Nella Anfuso es crear un Instituto Internacional para la Vocalidad Italiana, que funcionaría en Florencia bajo el nombre de Iulius Caccinus de Urbe.
Soprano Nella Anfuso crea
movimiento político en Italia
Desde Roma, Italia, por Juan Antonio Muñoz H.

Sus objetivos son, entre otros, la obligatoriedad de la enseñanza musical a través de la práctica de un instrumento y del canto, y el término de la actividad musical con fines de lucro, con el propósito de proteger lo que considera la esencia de la cultura italiana.

De sacerdotisa de la música vocal italiana a cerebro político. Nella Anfuso no se detiene porque lo considera urgente. Ella no tiene problemas es decir lo que piensa y sabe que, sea o no escuchada, algo queda de tanto hablar.

Su proyecto político, que ya cuenta con cientos de adherentes, es especial porque está abocado a la cultura. En sus palabras, ‘‘Italia ha desperdiciado la oportunidad que los siglos de historia le han dado para ser la nación cultural de punta en el mundo. Desde hace diez años a la fecha es muy poco, o nada, lo que se hace en cultura artística; en cambio, mucho lo que se hace por el espectáculo’’.

Parte su arenga diciendo que entre todas las artes de las que Italia ha sido maestra en Europa, la música es la que la ha hecho inigualable. ‘‘Es suficiente pensar que todas las grandes formas musicales de Occidente nacieron y fueron desarrolladas en Italia: desde el madrigal a la ópera, de la cantata al oratorio, de la sonata al concierto, de la sinfonía a los intermedios, de la música instrumental ‘‘a programma’’ a los intermezzi y la ópera buffa’’.

Cita por ejemplo a Schütz, Charpentier y Haendel entre algunos de los más famosos compositores que tuvieron a los maestros italianos como modelo. Y agrega incluso al florentino Giambattista Lulli que, bajo el nombre de Lully, creó la ópera francesa a imitación de aquella italiana.

Desesperada por lo que considera el hundimiento de una civilización y hastiada de los que dominan el ‘‘negocio de la cultura’’ y lo privilegian al desarrollo moral y ético del arte, Nella Anfuso creó un movimiento que tiene varios objetivos: dar trabajo a los paleógrafos musicales jóvenes para ayudarlos a la búsqueda y la transcripción de miles de páginas de música yacentes en las bibliotecas italianas públicas y privadas; formar jóvenes vocalistas para poder volver a escuchar las obras maestras del pasado (madrigales, vísperas, misas, cantatas, óperas, etc) según los dictámenes de la ‘‘gloriosa y única escuela italiana de canto’’; y crear una estructura al interior del Ministerio de Bienes Culturales de Italia donde la música sea concebida como un hecho cultural —y por lo tanto ético— y no un espectáculo. ‘‘No debemos olvidarnos de proteger, recuperar y hacer sonar cientos de instrumentos musicales de valor inestimable que se están arruinándose en museos, palacios y escuelas de Italia’’, agrega.

Entre las finalidades que contempla la acción de su recién creado movimiento se encuentra el aprendizaje obligatorio del arte musical con práctica de un instrumento en todas las escuelas del país, en todo orden y grado, desde los seis años de edad; particularmente obligatoria será la práctica vocal polifónica como se hacía en los siglos pasados, práctica que requiere la formación ad hoc de los profesores, a causa de la fragilidad del instrumento vocal, ‘‘asunto actualmente inexistente’’. Entre los puntos que especifica se cuenta que ‘‘los directores de los conservatorios y las academias deberán ser escogidos entre artistas de clara fama’’. Además, con el fin de perpetuar la tradición de la antigua escuela italiana de canto será creado un Instituto Internacional para la Vocalidad Italiana que deberá acoger y formar vocalistas provenientes de todo el mundo. Tal instituto será denominado ‘‘Iulius Caccinius de Urbe’’ y operará en Florencia.

‘‘Con esto, la vida musical italiana se basará en la iniciativa libre y sin fines de lucro. Las asociaciones harán actividades con la ayuda del público y con el sostén de privados. Las actuales fundaciones operísticas deberán quebrar la mano a los empresarios (otra profesión creada por los italianos), cesando así de ser quienes fagocitan de la música. De esta manera se verán revitalizadas las actividades de centenares de teatros históricos dispersos en todo el país y en todas las regiones, signo tangible de lo que fue hace un tiempo la cultura de Italia’’, dice la Anfuso.