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La surrealista e increíble historia del brasileño tildado como el "mayor estafador" del fútbol y sus artimañas para no jugar

Carlos Henrique Raposo jugó en varios equipos, sin embargo, en ninguno dejó huella. No le interesaba, su objetivo siempre fue otro.

08 de Mayo de 2020 | 15:30 | Redactado por Claudio Ortega, Emol
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Carlos Henrique Raposo hoy tiene 57 años y en su espalda carga con un amplio currículum en el mundo del fútbol. Clubes como Flamengo, Vasco de Gama y un paso hasta por Francia.

Pero lo cierto es que sólo son nombres, en ninguno dejó huella. Y claro porque ese nunca fue su objetivo: El ex delantero fue conocido como el "mayor estafador" en la historia de este deporte. ¿Por qué?

Sucede que el brasileño jamás estuvo interesado en brillar. Su objetivo sólo fue aprovechar los privilegios y beneficios de tener una carrera como futbolista. Fue atacante, pero jamás marcó.

La mayor estafa en un campo de fútbol

Diario La Vanguardia
El propio "Káiser", como fue conocido por su parecido con el mítico Franz Beckenbauer, ha narrado la surrealista historia de su trayectoria a través de un libro y también en un documental.

"La mayor estafa en un campo de fútbol", tituló una vez el diario español La Vanguardia. "El estafador del fútbol", lo apodó el medio AS en su versión estadounidense....

El inicio de la aventura


El brasileño siempre fue amante de la buena vida. Así fue como en busca de cumplir sus sueños, en 1986 dio con Mauricio De Oliveira Anastácio, otrora figura del Botafogo. Él le abrió las puertas a la fama a los 23 años.

Se conocieron en una discoteca y Raposo lo convenció de que fuera su representante. ¿Cómo? Con una mentira: Le dijo que era Carlos Alberto Enrique, jugador del Independiente (Argentina) campeón de la Copa Libertadores en 1984.

Iba a los entrenamientos y a los minutos me lesionaba'

Carlos Henrique Raposo
De Oliveira aceptó la representación y allí comenzó todo. Su primer club fue precisamente el Botafogo y luego saltó al Flamengo. Sin embargo, en ninguno debutó.

"Iba a los entrenamientos y a los pocos minutos de ejercicios me tocaba el muslo o la pantorrilla y pedía ir a la enfermería. Durante 20 días estaba lesionado. En esa época no existía la resonancia magnética", contaba el "Káiser" una vez ya retirado.

De Brasil al mundo


Así transcurrió su carrera, con la misma técnica y bajo una verdadera farsa. El Puebla de México, el Paso Patriots de Estados Unidos y el Ajaccio de Francia fueron sus siguientes destino. Jamás jugó.

Entre los mencionados equipos, en un momento volvió a Brasil para vestir la camiseta del Bangú. Allí estuvo cerca de saltar al campo, pero otra mentira lo impidió.

"Comencé a calentar y vi que algunos hinchas estaban insultando al equipo de atrás del alambrado, salté el cerco y fui a pelearme con ellos. Me expulsaron antes de entrar", relataría más tarde. Increíble.

Esa técnica la replicó un montó de veces. En Brasil, en EE.UU., en Francia. En varios lados. Las lesiones fueron el "arma" perfecta para evitar jugar.

Tras ir al extranjero volvió definitivamente a su país. Allí estuvo en el Fluminense, Vasco de Gama y América FC. En el primer jugó, pero fue prácticamente nada.

Más de 10 clubes marcaron su carrera, la que duró más de una década. Ya a los 38 años, el "Káiser" decidió poner punto final a una ajetreada vida.

"No me arrepiento de nada. Los clubes engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse de ellos", sentenciaba una vez colgado los botines.

Surrealista, pero real. Jamás hizo goles, ni terminó un partido completo. Pero Carlos Henrique Raposo cumplió su objetivo. Hoy el fútbol es pasado y su vida ahora está ligada al trabajo de preparador físico en su país.
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