El Red Bull Salzburgo se ha transformado en la "Cenicienta" de la Champions. Primero, sorprendió al dejar atrás a equipos como Sevilla y Wolfsburgo en fase de grupos. Y al Bayern se le plantó en el duelo de ida de los octavos de final. El gigante bávaro sufrió y recién en el último minuto pudo convertir y rescatar un empate de Austria.
Los "Toros Rojos" dominan con mazo de hierro en su país. Han ganado las últimas ocho ligas y siete de las últimas ochos ediciones de la Copa. Pueden, presumir, además de haber lanzado al estrellato a un montón de figuras. Erling Haaland, Sadio Mané, Naby Keita y Dayot Upamecano, entre otros, pasaron por sus filas.
Sin embargo, el éxito reciente no hace que se olvide al pasado y se abran heridas. En Europa se dice que el club "traicionó" su historia.
Este equipo ha tenido varios nombres. Se fundó hace casi 90 años, en 1933. Dos elencos de Salzburgo, el Hertha y el Rapid, se unieron para crear el SV Austria Salzburgo.
Sin embargo, al elenco no le iba nada bien. Le tomó 20 años llegar a la Primera División del país. Era un club de alegrías mínimas, que vivía entre ascensos y descensos.
A finales de la década del setenta se produjo algo importante. Casinos Austria se convirtió en el principal auspiciador al club y el nombre del equipo cambió a Casino Salzburg.
El Casino Salzburg ganó tres veces el campeonato austríaco y llegó a disputar una final de la Copa Uefa con el Inter de Milán en 1994. Luego vino otra era. La compañía financiera Wüstenrot-Gruppe fue el nuevo sponsor y el club cambió otra vez de nombre. Pasó a llamarse Wüstenrot Salzburg. Los hinchas entendían y se adaptaban.
Hasta que en 2005 apareció Red Bull. La compañía de bebidas energéticas vio una oportunidad de marketing para promocionar su producto. Pero a diferencia de Casinos Austria y Wüstenrot-Gruppe, Red Bull no tuvo ningún respeto por la historia del club.
Cambiaron los colores de la indumentaria. Del rojo se pasó al violeta. También se modificó el escudo. Desapareció el futbolista con la pelota pegada al pie y emergieron los dos toros rojos íconos de la marca. Incluso los trofeos conseguidos en el pasado fueron escondidos.
Los hinchas explotaron. Era una afrenta. En septiembre de 2005, los fanáticos abandonaron la galería en pleno partido. Fue al minuto 72, una conmemoración de los 72 años del club. Regalaron, además, anteojos con lentes morados para que se pudiera observar al equipo con los colores originales.
Red Bull reaccionó con fuerza. Se llegó a expulsar del estadio a hinchas que vestían camisetas de otras épocas.
Buscando apaciguar los ánimos, la nueva administración incorporó elementos del antiguo escudo, publicó el palmarés completo en la página web y regaló camisetas. No fue suficiente. Un grupo de aficionados fundó un nuevo club, el Austria Salzburg, que hacía honor a sus inicios. El nuevo elenco tuvo que partir en el sótano del fútbol austríaco y poco fue ascendiendo, ganándose el apoyo popular. La grieta sigue ahí.
Red Bull tiene otros tres equipos. En Leipzig (Alemania), Bragança Paulista (Brasil) y Nueva York (Estados Unidos). Todos símbolos de una nueva industria, la del fútbol moderno.
El RB Salzburgo juega este martes contra el Bayern. A partir de las 17:00 horas, buscará dar el zarpazo en Múnich.