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Del llanto en un Challenger al mejor momento de su carrera en poco más de dos años: La ruta de Jarry en su retorno a la élite del tenis mundial

El chileno escala tras malos momentos.

27 de Mayo de 2023 | 21:50 | Redactado por Felipe Lagos B., Emol
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Emol/Agencias
El 16 de febrero de 2021, tras el castigo de 11 meses por el uso de sustancias ilícitas y más de un año sin triunfos en el circuito mundial, Nicolás Jarry volvió a las victorias.

Esa vez, en la primera ronda del Challenger de Concepción, el nacional derrotó al argentino Camilo Ugo Carabelli en tres sets. Parecía un duelo más, pero no fue así, Jarry acabó llorando y su esposa, Laura Urruticoechea, entró a la cancha para abrazarlo y consolarlo.


"Fue por todo lo que pasé. Volver a tener puntos da lo mismo. Es volver a ganar, volver a estar compitiendo, salir a la cancha y sentir las emociones, competir en un deporte que ha sido casi toda mi vida", dijo el "Príncipe" tras ese logro que parecía mínimo.

Poco más de dos años después, el tenista chileno está disfrutando el momento más dulce de su carrera deportiva. Tras empezar el año fuera del Top 150, el lunes aparecerá 35 del mundo, el mejor puesto en el listado de la ATP.

Fue un camino muy duro, lleno de complicaciones, pero que hoy lo tienen más cerca que nunca de la élite del tenis mundial, con muchas posibilidades de seguir subiendo a los 27 años de edad.

Dos años luchando en challengers


Luego de ese triunfo en Concepción, Jarry tuvo que bregar mucho para escalar en el ranking. Y no le fue nada fácil.

Sin jugar a su máximo potencial, se las arregló para ganar los Challengers de Salinas 1 y Lima 2, además de alcanzar otras dos finales en ese tipo de certámenes.

Acabó 2021 en el 146° casillero, tras comenzar ese curso sin aparecer en el listado mundial, ya metido de lleno en el segundo escalón de torneos, pero aún lejos de su objetivo.

Y 2022 no fue tan auspicioso como se esperaba. El dirigido por Juan Ozón fue papá a principios de año y se saltó el Abierto de Australia para arrancar la campaña en la gira sudamericana de arcilla.


Pero esa apuesta no le resultó, no tuvo buenos resultados y las dudas crecieron. De hecho, no llegó a ninguna final y su techo fueron cinco semifinales en challengers.

Aún así, se las arregló para llegar a cuartos de final del ATP 250 de Gstaad, de clasificar al US Open (su primer Grand Slam en tres años) y ser el héroe de Chile en la Copa Davis ante Perú. Pero el ranking, a fin de campaña, decía 152°, siendo que estuvo cerca de volver al Top 100 en octubre.

El despegue final


Jarry empezó 2023 con otra cara, tras una larga pretemporada pensada en los grandes torneos, luchando desde las clasificaciones. Esa decisión funcionó perfecto.

Superó la previa del Abierto de Australia y avanzó hasta segunda ronda, en su primera victoria en un cuadro principal de un "major" en cuatro años y medio.

Tras liderar el triunfo de Chile en Copa Davis ante Kazajistán (incluyendo una paliza a Alexander Bublik, 40 del mundo) en febrero, el nacional encaró la gira sudamericana sobre polvo de ladrillo.


Sorteó la "qualy" del ATP 500 de Río con un nivel superlativo y alcanzó semifinales, donde solo el fenómeno español Carlos Alcaraz (2°) lo frenó en un partidazo. Con esta actuación regresó al Top 100, tras cuatro años.

Así llegó al Chile Open, el torneo organizado por su familia, y allí dio muestras enormes de que su nueva versión era en serio. Jarry ganó el torneo, conquistó la segunda corona de su carrera y se metió entre los 60 mejores del mundo.

El nieto de Jaime Fillol privilegió el descanso y no jugó los Masters 1.000 de Indian Wells y Miami, guardando fuerzas para los campeonatos sobre pista lenta en Europa de cara a Roland Garros.

Sin embargo, las cosas no se dieron bien y luego de varias eliminaciones en primera ronda, llegó a un certamen "fetiche": el ATP 250 de Ginebra, previo al segundo "grande" del año, donde fue finalista en 2019.

En la tierra suiza apareció el mejor Jarry que se haya visto jamás. Con un tenis deslumbrante, obtuvo su segundo título de 2023, y en ese camino venció a figuras de la talla de Casper Ruud, Alexander Zverev y Grigor Dimitrov. Y con ello, el salto al puesto 35 del orbe, el más alto de su vida.

Una historia de lucha y persistencia. Nicolás Jarry pasó del llanto a la alegría en dos años y tres meses, demostrando que el trabajo duro y la creencia en sus medios puede más que todo. Y esta ruta aún puede tener varios capítulos más.
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