Hace ya casi una semana, en la ceremonia del centenario de
Colo Colo, se presentó la maqueta virtual y física del "nuevo" Monumental.
El proyecto, a cargo del arquitecto chileno Carlos de la Barrera, busca que la remodelación del estadio sea algo único, con estándares internacionales.
Los detalles ilusionan a los hinchas albos:
Aforo de 60 mil espectadores, completamente techado, sin rejas, con una separación entre la galería y la cancha que será de un pozo de 4 metros y un costo estimado de entre 100 y 150 millones de dólares, entre otras características.
El mismo De la Barrea habló con Emol hace algunos días e incluso adelantó cuándo se podría empezar a construir.
"Fíjate que todo el proceso de diseño del proyecto tarda alrededor de un año (...) Casi al final de ese año, se podrían comenzar a pedir ya los permisos de edificación. El próximo año, en esta fecha, se debería ya empezar a cerrar el estadio y empezar a construir, en el mejor de los casos. Por supuesto, si no sucede nada raro", reveló.
Sin embargo, y pese a la ilusión instalada en el mundo albo por la noticia, ya aparecieron los primeros reparos y críticas.
Alfredo Stöhwing, miembro del bloque opositor a Aníbal Mosa y ex presidente albo, cuestionó duramente el proyecto.
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Estamos frente a una propuesta populista, que no cuenta con el respaldo de un proyecto serio y que busca ilusionar a la gente para ganar adhesión popular. Presenta problemas de fondo muy serios, como los temas relacionados con los permisos. Al aumentar el aforo, hay que solicitar nuevos permisos y realizar nuevos estudios, como el de impacto ambiental. Y cualquiera sabe que un estudio de este tipo puede demorar cinco años", disparó el dirigente en El Mercurio.
Stöhwing no se quedó ahí y siguió: "Otro problema grave es el flujo de caja. Las platas de la empresa que suscriba el 'naming right' no van a llegar al comienzo, sino hasta que el proyecto tenga el suficiente avance como para que la empresa esté segura que su nombre figure en el estadio que se le ha prometido. Eso requiere procedimientos financieros de alto nievl para poder realizar el empalme. Y para que se ocurra se requiere mucha credibilidad, un proyecto perfectamente estructurado y serio. Este no es el caso".
Finalmente, el ex mandamás del Cacique cerró tomando como referencia el caso de la Universidad Católica, cuya inversión para el nuevo estadio se disparó casi el doble de lo inicial.
"Si tomamos esa referencia y considerando la propuesta actual, que es de 150 millones de dólares, quizás cuánto saldría finalmente. Es un monto altísimo para el fútbol chileno y los años de concesión de Blanco y Negro", enfatizó.
