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Más mujeres y más que economistas: Cómo son los actuales Chicago Boys

Provenientes de distintos planteles estudiantiles y con diversas ideas políticas, son casi cuarenta los chilenos que actualmente estudian ahí. Ninguno se siente completamente cómodo que los identifiquen con sus antecesores.

04 de Enero de 2016 | 10:28 | Emol

SANTIAGO.- Lo que uno sabe o cree que sabe sobre la Universidad de Chicago es que es una especie de La Meca del "modelo", una especie de fábrica de ideas neoliberales, donde se diseñaron las políticas de Thatcher, Reagan y buena parte de las que se implementaron en Chile durante las últimas cuatro décadas.

Lo que se imaginaron los chilenos al venir a estudiar allá es que los recibirían poco menos que con banderas chilenas. Se ríen. Están exagerando, claro, aunque tampoco tanto. Una levantada de cejas, un guiño, un mínimo gesto de reconocimiento siquiera de los profesores de la vieja guardia. Pero nada.

"Para Chile, la Universidad de Chicago es mucho más relevante de lo quizá es Chile para la Universidad de Chicago. Es como triste decirlo, pero es así", dice Alfredo Achondo, de 29 años, a revista Sábado.

Hablando de impresiones equivocadas: justo frente a la escuela de negocios hay una librería llamada Seminary Co-Op, donde el libro más vendido es el último de Thomas Piketty "La economía de las desigualdades".

Poco más de un mes atrás, el mismo Piketty, el economista francés que quiere más Estado, estuvo en el campus. Lo invitó la Escuela de Políticas Públicas y participó en un evento organizado por el Becker-Friedman Institute, un centro de estudios con sede en el Departamento de Economía.

Bautizarlo con el nombre de Friedman no fue cosa fácil. En 2008, más de cien profesores firmaron una carta oponiéndose al nombre.

Los nuevos Chicago Boys

Este es el telón de fondo sobre el que se mueven los actuales alumnos chilenos en Chicago.

Contando a los de la escuela de negocios, los de políticas públicas y los de economía, hay casi cuarenta estudiando acá.

Son los sucesores de los Chicago Boys. O no. De partida, ya no son puros boys. Tampoco son todos ex alumnos de la Universidad Católica. Hay algunos que ni estudiaron economía. Hay licenciados en filosofía, arquitectos y periodistas.

Solo concuerdan en una cosa: ninguno se siente completamente cómodo en que los identifiquen con sus antepasados.

Devotos y detractores le reconocen su excelencia académica. De la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago han salido 28 premios Nobel entre antiguos estudiantes y profesores.

Los chilenos se entusiasman conversando sobre sus clases. Uno llamado Víctor Lima -quien se doctoró a mediados de los '90 y luego se quedó enseñando- describe con pelos y señales los problemas económicos que les ponía en los exámenes el legendario Gary Becker.

El académico, quien murió el año pasado, fue el primero en llevar el razonamiento económico a áreas insólitas: le puso precio a los hijos, a los órganos del cuerpo, a la sangre, según el ejemplo que describe Lima, quien tomó cinco veces su ramo.

El estigma

Ser alumno chileno en Chicago tiene cierta carga. Carolina Méndez estudió en la Chile y cuenta que cuando les contó a sus profesores que quería postular acá, la miraron algo extrañados: por qué quería estudiar políticas públicas en una universidad que recomendaba disminuir lo más posible el papel del Estado.

De todas maneras la apoyaron. "Al final es un prejuicio que ni ellos mismos se deben creer tanto", comenta.

Muchos tuvieron clases con los Chicago Boys más emblemáticos; con Ernesto Fontaine los que estudiaron en la U. Católica y Ricardo Ffrench-Davis los de la Chile.

Pero aunque recuerdan a ambos profesores con entusiasmo, ninguno dice haberse inspirado en ellos a la hora de irse a Chicago. Lo hicieron por la calidad de la universidad.

¿Qué les pasa con el apodo de Chicago Boys? "Independiente de las personas concretas, el mote claramente está asociado a la dictadura y yo no me quiero asociar a eso" -dice Cristián Dagnino, alumno de doctorado y filósofo.

"A mí tampoco me gustaría que me llamaran así, no solo porque no soy político, sino porque te pintan de un determinado color. La gente piensa que los del MIT son como 'la alegría ya viene', mientras que los de Chicago seríamos del lado oscuro", opina David Coble, economista de la Universidad de Chile.

"Yo siento que Chile tiene una herida no cerrada en ese aspecto, una deuda grande. Porque una cosa es meter preso a los que torturaron con sus propias manos y otra cosa es asumir que el que quería saber, sabía. Especialmente si no eras nada de tonto; ninguno de ellos lo era. Más aún si trabajabas en el gobierno", dice Andrés Hojman.

"Yo no le imputaría una responsabilidad política a los Chicago Boys. No los condeno, refuta Felipe Labbé. "Yo creo que o eran ellos o no iba a ser nadie".

Coble agrega: "Yo también creo que es difícil creer que ellos no sabían que estaban pasando cosas, pero no creo que su objetivo haya sido ayudar al dictador, sino a la gente. A todos les pasa algo distinto con el mote de Chicago Boy".

"Es una manera de meternos a todos en el mismo saco. Y este saco tiene 40 años de antigüedad. Eso me molesta un poco", dice Alberto Orlandini.