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La "econocracia": ¿Se debe dejar la economía en manos de los expertos?

Este concepto es el que aborda un libro publicado en Reino Unido, cuyos autores apuntan a generar las bases para un mejor uso de la economía dentro de la democracia y la participación de otros actores sociales.

27 de Noviembre de 2016 | 08:23 | Bloomberg
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Bloomberg
BLOOMBERG.- Los economistas podrían tener una responsabilidad hasta un punto nada despreciable en que una buena parte del mundo esté girando hacia la llamada "demagogia populista" y el nacionalismo xenófobo.

Así se afirma en una columna publicada en Bloomberg que detalla los alcances de un nuevo libro escrito por tres estudiantes de economía de Reino Unido: "The Econocracy" (la econocracia).

Ellos "argumentan que la insatisfacción popular con el gobierno tiene mucho que ver con su exceso de confianza en conceptos y formas de pensar procedentes de los economistas, que han sido mucho más influyentes de lo que justificaría su especialización".

Desde la perspectiva de los autores, "una econocracia es una sociedad en la que, aunque haya una apariencia de democracia, los objetivos se expresan en términos económicos y la política se ha convertido en una actividad puramente técnica".

Objetivos como un crecimiento más rápido, el aumento de la competitividad y el acceso a más bienes de consumo más baratos se consideran como inherentemente deseables, con poca consideración hacia diferentes valores o perspectivas de futuro. Los especialistas se encargan de la ejecución, porque si la gente tomase parte de esto sólo se conseguiría complicar las cosas.

La econocracia genera, inevitablemente, un sentimiento de enajenación. Esto es evidente en la Unión Europea, donde burócratas a los que nadie ha votado persiguen un nivel de integración que va más allá de lo que los electorados de algunos de los países miembro aprueban.

La desconfianza crece cuando las recomendaciones de los expertos se demuestran lamentablemente equivocadas, como ha ocurrido con el euro y la desregulación financiera, o cuando dichas políticas crean ganadores y perdedores, como ocurre con los acuerdos de comercio internacional. Incluso los economistas admiten ahora que su profesión ha impuesto a menudo una visión distorsionada y partidista sobre los beneficios del comercio.

El populismo es una respuesta, y una peligrosa, al avivar las corrientes de nacionalismo, racismo y xenofobia. El libro ofrece una respuesta más deseable: poner los cimientos para un mejor uso de la economía dentro de la democracia. Esto implica un enfoque mucho menos arrogante; uno menos dominado por el fundamentalismo de mercado y más abierto a salirse de los confines de su rígido marco de trabajo, en el que la teoría se antepone con demasiada frecuencia a la realidad empírica.

Como miembros de un movimiento mundial llamado "Repensando la Economía", los autores intentan demostrar cómo sería en la práctica una disciplina más inclusiva. Para hacer los conceptos más accesibles a todas las personas, el grupo celebra talleres en institutos y cursos intensivos en comunidades. La idea es que, aunque la economía se ocupa de asuntos muy técnicos, y aunque necesitamos expertos con una formación avanzada, las decisiones políticas deben implicar una participación mucho más grande por parte del resto de la sociedad.

"El libro muestra una impresionante moderación, enfocada en las sugerencias prácticas (como una mayor diversidad de ideas en la formación y la educación económicas, por ejemplo) en lugar de buscar culpables. Es una inspiradora fuente de ideas acerca de cómo podríamos comenzar a superar el miedo y el odio, y en lugar de ello cooperar para construir un futuro más próspero", se afirma en el texto.
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