Pensada como una institución crediticia para las personas que no podían acceder al sistema bancario, la Caja de Crédito Popular -como se llamó en sus primero años- ha recibido de todo: herramientas de trabajo, ropa de vestir y ropa de cama, artículos de cocina y paraguas. Sus funcionarios cuentan que una vez intentaron empeñar una placa dental con incrustaciones de oro.
Hoy reciben joyas -tasadas al valor del oro actual- y artículos electrónicos de última generación.
La época de fuerte expansión comenzó en 1935, cuando se estableció el monopolio del crédito prendario con el fin eliminar las instituciones de préstamos informales. Para la década siguiente llegó a tener 32 sucursales con 1.400 funcionarios. Y entre los años '60 y '70, se realizaban entre 400 a 500 préstamos diarios.
Hoy tienen 20 oficinas en todo Chile y los préstamos no superan los 300 cada día.
En la foto, la sucursal de Concepción.
Según datos proporcionados por la Diprec, para 2016 fueron 171.693 las personas -o "sobrinos"- que utilizaron esta forma de financiamiento de la "Tía Rica". La mayoría es de clase media, con un 31,9% perteneciente al III Quintil.
Por edad, el 38,3% se concentra entre los 46 y 60 años, y le siguen las personas entre 30 y 45 años con 28,1% del total.
En la foto, un mesón de préstamos de 1940.
En los últimos años, la "Tía Rica" implementó remates de objetos a través de internet y lanzó una aplicación para dispositivos móviles para acceder a simulación de pagos y calendarios de remates, entre otros servicios.
Con miras a 2020, para cuando cumplan 100 años, pretenden habilitar en la Unidad Matriz una sala de ventas de los productos que no son rematados, y lanzar una Vitrina Virtual para que las personas puedan comprar vía online.
Este 2017 es el año en el que se prestará más dinero, con una cifra histórica de $37.763 millones. Para los próximos años esperan aumentar los montos máximos de préstamos de alhajas hasta los $300.000 y de objetos varios hasta $200.000.
Las imágenes fueron proporcionadas por la Diprec.