Una dura cachetada electoral fue la que sufrió el domingo el Gobierno de Alberto Fernández en Argentina tras las elecciones parlamentarias.
La victoria de la coalición opositora Juntos por el Cambio en los comicios de medio término le quitó al peronismo oficialista el control del Senado e influencia en distritos trascendentales, lo que afectará la capacidad de gestión del Mandatario Alberto Fernández.
Un complejo escenario para el Ejecutivo que estará obligado a salir a buscar consensos con la oposición para intentar dejar atrás una prolongada crisis económica.
Es que la administración del peronista Fernández se encuentra ahora asediada por presiones cruzadas en medio de cruciales negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para repactar una deuda de US$45 mil millones, alta inflación -cercana al 50% anual- y fuerte déficit fiscal. Ello, además de la escasez de divisas e inversiones y una pobreza que afecta al 40% de la población.
Así, muchos analistas se preguntan si el Gobierno responderá a los comicios con un giro ortodoxo que permita reducir el déficit fiscal o, por el contrario, con una radicalización hacia la izquierda que implique una expansión populista. "Las políticas que se tienen tomar son de ajuste, no hay otra. Se puede morigerar el ajuste para que los de menos recursos lo sufran menos", dijo a Reuters Fernando Baer, economista de Quantum Finanzas.
El Presidente Fernández dio algunos indicios en su discurso del domingo por la noche. "Es necesario también seguir el ordenamiento de las cuentas del Estado, pero jamás a costa de un ajuste del gasto. El ajuste fue practicado repetidas veces en Argentina y solo profundizó la desigualdad y la pobreza", destacó Fernández.
El Mandatario aseguró que profundizará sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo sustentable con el FMI. "El acuerdo con el FMI creo que no depende de lo político. Descuento que Juntos por el Cambio va a apoyar el acuerdo en el Congreso. No hay nadie interesado en que Argentina no firme el acuerdo", aseguró el analista político Julio Burdman, de Observatorio Electoral.
"El Gobierno debe calmar a los mercados, comunicando una política fiscal y monetaria más ordenada. Se necesita de un plan de estabilización".
Rodrigo Álvarez
Sin embargo, las declaraciones de Fernández no tranquilizarán inmediatamente a los inversionistas y los operadores de los inquietos mercados financieros, que recientemente vivieron una abrupta devaluación del peso local en las plazas paralelas, donde alcanzó una brecha del 100% con la cotización oficial.
Para reducir esa diferencia, los expertos consideran que una devaluación de la moneda argentina en el mercado oficial es inevitable. "En diciembre o un poquito antes, el ritmo de la devaluación oficial lo van a acelerar para evitar que el dólar se atrase mucho respecto a la inflación", comentó Roberto Geretto, economista de Fundcorp.
Por su parte, Rodrigo Álvarez, economista y consultor financiero, señaló que "el Gobierno debe calmar a los mercados, comunicando una política fiscal y monetaria más ordenada. Se necesita de un plan de estabilización".
A su vez, el economista Gabriel Rubinstein en declaraciones radiales dijo que "si el Gobierno firma un acuerdo (con el FMI) que luzca razonable, sin exigencias locas, y lo cumple, entonces las cosas mejorarían. Si el Gobierno lo firma pensando en no cumplirlo, claramente no va a servir".
"Para poder pensar en un 2023, la clave va a ser el crecimiento económico del año que viene y del posterior. El Gobierno tiene que apostar todo a que la economía mejore. Si puede sostener eso, tal vez tenga futuro".
Julio Burdman
Mientras que Burdman resaltó que la marcha de la economía argentina ahora en más será clave para que el oficialismo se mantenga en el poder en las elecciones presidenciales de 2023. "Para poder pensar en un 2023, la clave va a ser el crecimiento económico del año que viene y del posterior. El Gobierno tiene que apostar todo a que la economía mejore. Si puede sostener eso, tal vez tenga futuro", acotó.
Tras el revés electoral sufrido por el Gobierno en septiembre luego de las primarias legislativas, el tema económico también se situó en el núcleo del debate y la administración de Fernández salió al paso con una seguidilla de anuncios que apuntaban principalmente a los sectores más vulnerables, con una estrategia que implicaba un mayor desequilibrio fiscal.
Aumento del salario mínimo, reducción en el número de trabajadores que pagan impuestos sobre sus salarios, un programa para reducir la informalidad de los trabajadores domésticos y un plan de jubilación anticipada fueron solo algunas de las medidas anunciadas, a las que también se sumaron nuevas flexibilizaciones a las restricciones sanitarias por la pandemia. Sin embargo, no tuvieron una marcada repercusión electoral esperada.
