"En el ámbito laboral hay cambios profundos, fundamentales y necesarios que el país tiene que hacer", sostuvo en EmolTV el economista y presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), Raphael Bergoeing. "Pero eso requiere reformas que tienen que implementarse a la luz de la experiencia internacional, con gradualidad siempre".
Así, se refirió específicamente al proyecto del Gobierno que busca reducir la jornada laboral a 40 horas semanales y desarrolló una alternativa que, con prácticamente la misma baja planteada por el Ejecutivo, podría resumirse en: reducir la jornada laboral desde las 200 a las 180 horas mensuales.
"Se quiere bajar la jornada laboral a 40 horas y eso es algo importante para la calidad de vida y Chile tiene un ingreso que permite pensar en una jornada más breve, pero ¿por qué no aprovechamos entonces de bajar la jornada al mismo tiempo que logramos introducir una flexibilidad de jornada que permita que las empresas sean más eficientes y con esa eficiencia, en paralelo, financien la menor jornada?".
"O sea, en vez de tener 45 horas semanales -lo actual-, que significan más o menos 200 horas al mes, ¿por qué no bajamos a 180 horas?. Eso es un 10% menos de jornada, pero ya no hablamos de jornadas semanales, sino que mensuales", explicó el economista. Algo que podría
"Se trata de que permitamos que trabajadores y empresarios puedan acordar, en el contexto de su propia empresa y realidad personal, jornadas que cumplan con los techos de horas mensuales (180) y no por semana"
Raphael Bergoeing, economista
Con dicha fórmula, Bergoeing afirmó que las empresas, dependiendo de su sector, del tamaño que tienen y del tipo de trabajador con el que funcionan, se irían ajustando en ese mes de 180 horas. "Hoy, en la realidad chilena, tenemos una jornada laboral máxima que se aplica de la misma manera a todas las empresas, en todos los sectores, durante cada una de las 52 semanas el año, cuando la realidad de cada empresa es distinta", criticó.
Consultado por los riesgos que podría significar la aplicación de una jornada de 40 horas semanales sin la flexibilidad mensual planteada por él, Bergoeing dijo que "lo que va a pasar es que personas que no son suficientemente productivas y están en un régimen de 45 horas, las van a reemplazar". Así, dijo que "habría que implementarlo con gradualidad, porque no es lo mismo pasar de 45 a 40, que de 45 a 44, ver qué efecto tuvo y en un año más pasar de 44 a 43, sentido común. Además no es lo mismo pasar de 48 a 45 en el 2005 creciendo al 6%, que de 45 a 40 creciendo mucho menos ".
"Hay que hacerlo con gradualidad, hay que hacerlo resguardando que los que pierden se vean apoyados por el Estado (...), y hay que hacerlo complementando con ojalá alguna otra política. Si no se hace eso, los costos pueden terminar siendo mayores que los beneficios", zanjó.
