Las piezas de un aerogenerador pueden llegar a medir 90 metros, mientras que cada aspa se extiende uno 78 pesos, con un peso de 27 toneladas.
El Mercurio
Pudo ser un desfile de máquinas. Aspas, estructuras metálicas y piezas gigantes montadas sobre camiones, que serían transportadas a partir del 1 de octubre desde el puerto de Angamos, en la ciudad de Antofagasta, 300 kilómetros al norte, hasta Taltal. Esa travesía, realizada por la empresa Engie, es lo que pudo ser. Pero no fue y no ha sido, porque no hay escoltas policiales disponibles ni tampoco las autoridades han aplicado un reglamento pensado precisamente para evitar este insólito retraso de un multimillonario proyecto eólico. Con un desembolso de US$ 424 millones para producir energía del viento (eólica), la empresa generadora está levantando un parque con una capacidad de 342 megawattios (MW), llamado Lomas de Taltal. Hay otro caso: Colbún. Su proyecto Horizonte, también en la zona de Taltal, es uno de los más grandes de Chile en la materia. La capacidad instalada es por 778 MW. La inversión suma unos US$ 850 millones. Las iniciativas aprovechan las altas velocidades del viento para producir energía limpia. Deben construir centrales que se desarrollan mediante torres de aerogeneradores que llegan a 90 metros de altura. Ese es uno de los 10 componentes que están involucrados en cada estructura.
