La región de Tarapacá se prepara para abordar el desafío de la moda sostenible con el proyecto Runway Fashion Design (RFD), impulsado por la iniciativa Viraliza Eventos de Corfo. Diseñadores y artesanos de la zona tienen hasta el 31 de diciembre para postularse a este innovador programa que busca generar colecciones de alta costura a partir de la creatividad y la reutilización de desechos textiles.
La directora regional de Corfo, Catalina Cortés, junto a la directora y fundadora de RFD, Johana Fernández, hicieron el llamado a participar en este desafío que pretende enfrentar la problemática del basurero textil más grande de Latinoamérica, ubicado en Tarapacá.
Fernández señaló que el objetivo es que los desechos textiles sirvan para crear prendas nuevas e innovadoras, contribuyendo así a mitigar esta problemática.
Catalina Cortés destacó la importancia de la sustentabilidad, uno de los ejes estratégicos de Corfo, y resaltó el apoyo de la institución a propuestas como RFD. Además, enfatizó el papel crucial de Runway Fashion Design en el desarrollo profesional y técnico, así como en la inserción de mujeres en la industria de la moda.
Johana Fernández detalló que “en total serán mínimo 10 duplas de diseñadores y artesanos seleccionados los que deberán confeccionar 10 outfits a partir de ropa reciclada”. Agregó que “también tenemos como objetivo potenciar el diseño y la artesanía local, conectando a personas que quizás no se conocen en la actualidad, permitiendo generar prendas únicas a través de este modelo de trabajo colaborativo”.
La culminación del proyecto será en abril de 2024, con una gran pasarela de moda en Iquique, donde las creaciones de las duplas serán exhibidas. Dos renombrados exponentes mundiales, Ágatha Ruiz de la Prada y Juan Carlos Mesa, actuarán como jurados, evaluando cada outfit. Además, ofrecerán conversatorios y mentorías sobre economía circular e industria de la moda, gracias al respaldo de Corfo.
Según informes de medios internacionales como la BBC, la región importa anualmente alrededor de 59 mil toneladas de ropa usada, de las cuales aproximadamente 40 mil toneladas no se venden y terminan en basurales clandestinos, generando problemas medioambientales en las comunidades cercanas.
