La discriminación por edad, conocida como edadismo, sigue siendo una barrera persistente para muchos trabajadores que buscan integrarse o avanzar en el mercado laboral. En el último estudio de Buk, titulado “Talento Senior y nuevas generaciones: Uniendo fuerzas para el trabajo del futuro”, se revela que las percepciones negativas sobre la edad afectan tanto a personas mayores de 50 años como a jóvenes de menos de 30. Estas barreras, aunque diferentes en cada grupo etario, plantean desafíos que impactan tanto en la búsqueda de empleo como en el desarrollo profesional de los trabajadores.
El sondeo realizado por la plataforma de gestión de personas, mostró que el 45% de los mayores de 50 años perciben que su edad es una desventaja en la búsqueda laboral. De forma paralela, más de la mitad de los jóvenes menores de 30 años considera que la alta competencia en el mercado es un obstáculo importante. Así, tanto la falta de experiencia como el exceso de esta se convierten en factores que pueden obstaculizar las oportunidades laborales, perpetuando estereotipos sobre la capacidad y adaptación de los trabajadores, según su edad.
María Jesús García-Huidobro, Gerenta de desarrollo y negocios de Trabajando.com, refuerza esta visión al señalar que “el mercado laboral aún se ve influido por prejuicios etarios que impiden una verdadera integración generacional en las empresas”. Esta realidad plantea un reto para las organizaciones, que deben aprender a valorar las fortalezas de cada generación y reducir los sesgos que pueden limitar el crecimiento y la inclusión laboral.
Desafíos para los mayores de 50 años: ¿La experiencia puede jugar en contra?
Para los trabajadores mayores, el mercado laboral presenta diversos obstáculos que van más allá de los tradicionales problemas de adaptación tecnológica. El estudio de Buk indica que el 45% de las personas mayores de 50 años sienten que su experiencia podría perjudicarles, una percepción que se extiende incluso a trabajadores en sus 40s.
“En muchos casos, se asume erróneamente que la experiencia puede hacer que una persona sea menos flexible o menos adaptativa a nuevas formas de trabajo, cuando en realidad su conocimiento acumulado es un recurso invaluable para las empresas”.
María Jesús García-Huidobro, Gerenta de desarrollo y negocios de Trabajando.com
Lesley Warren, Head of Research en Buk, respalda esta postura y agrega que “la capacidad para gestionar situaciones complejas, característica de trabajadores senior, es una fortaleza que aún no se valora lo suficiente en el mercado laboral”. Sin embargo, el 27% de estos trabajadores también reconoce que la falta de habilidades tecnológicas es una de las principales barreras que enfrentan, lo que refleja una necesidad urgente de capacitación constante para mantenerse actualizados y competitivos.
Más allá de las diferencias generacionales, existen factores que afectan de manera transversal a todos los trabajadores. La falta de redes de contacto, por ejemplo, es una preocupación compartida por casi el 40% de las personas encuestadas en el estudio de Buk, independientemente de su edad. Esta falta de conexiones profesionales puede ser un obstáculo para acceder a nuevas oportunidades y avanzar en el desarrollo laboral, generando una situación de desventaja tanto para jóvenes como para seniors.
La baja confianza en el propio perfil es otra barrera común en todas las edades. Muchos trabajadores, especialmente aquellos que buscan una reinserción laboral o que están en la fase inicial de su carrera, expresan dudas sobre la demanda de su perfil en el mercado. Este fenómeno, potenciado por el edadismo, dificulta la creación de una cultura de respeto y valorización de la diversidad generacional en el entorno laboral.
El edadismo afecta también a los más jóvenes
Para los jóvenes, el edadismo se manifiesta principalmente a través de la percepción de inexperiencia, un obstáculo que influye en sus oportunidades de empleo y crecimiento profesional. El estudio de plataforma de gestión de personas indica que el 55% de las personas menores de 30 años considera que la alta competencia es una de las mayores barreras al buscar empleo. Esta percepción, sumada a la desconfianza en su perfil, como lo indica García-Huidobro, “puede llevar a los jóvenes a no postular a ciertos roles o a dudar de sus capacidades”.
Esta dinámica afecta particularmente a jóvenes que aspiran a roles de liderazgo o responsabilidades mayores, limitándoles la posibilidad de desarrollar habilidades cruciales para su carrera. Según García-Huidobro, “al asumir que la juventud es sinónimo de falta de responsabilidad o compromiso, se está negando a estos profesionales la oportunidad de demostrar su capacidad y potencial de crecimiento”.
Estrategias no caer en prácticas del edadismo
Para superar estos desafíos, las empresas deben implementar estrategias que fomenten la inclusión de todas las edades y rompan con los estereotipos que afectan a jóvenes y mayores. García-Huidobro sugiere que “crear programas de formación y sensibilización es clave para abordar los prejuicios relacionados con la edad, permitiendo que colaboradores de distintas generaciones se sientan valorados y puedan aprender unos de otros”. Esto no solo permite construir un ambiente laboral más inclusivo, sino que también fortalece la cohesión y el rendimiento del equipo.
La vocera de Trabajando.com, agregó que el diseño de procesos de selección que minimicen el sesgo por edad, mediante descripciones de trabajo centradas en habilidades y entrevistas estructuradas, es otra estrategia recomendada. Además, la creación de equipos intergeneracionales facilita el intercambio de ideas y el desarrollo de una cultura organizacional que valore la diversidad etaria, permitiendo que los colaboradores compartan experiencias y conocimientos.
Warren también destacó la importancia de que las empresas impulsen programas de mentoría, donde los colaboradores jóvenes puedan aprender de los seniors, mientras que estos últimos se benefician del dinamismo y las nuevas perspectivas de sus colegas más jóvenes. “Es fundamental que las empresas comprendan que, al adoptar una mentalidad inclusiva y respetuosa hacia todas las generaciones, no solo se construye una organización más diversa, sino también más innovadora y resiliente ante los cambios del mercado”, concluyó.